La isla danesa de Samsø, con 4.100 habitantes en 114 kilómetros cuadrados, se ha convertido en diez años en un modelo de autosuficiencia energética: el cien por cien de su consumo eléctrico procede de la energía eólica y tres cuartas partes de la calefacción usada vienen de energías renovables. Los isleños, en gran parte, a través de cooperativas e individualmente, son los propietarios y gestores del sistema energético, aunque también hay alguna pequeña empresa. Los habitantes de la isla se apoyan en una organización no gubernamental para gestionar la adquisición y suministro eléctrico denominada SEA (Samso Energy Agency) al margen de grandes empresas energéticas y compañías transnacionales. Los isleños invirtieron el equivalente 13.300 euros por ciudadano. Muchos vecinos tienen participaciones en la propiedad de turbinas y las plantas de biomasa.
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