2011-08-19
19/08/2011 La avaricia rompe el saco




La responsabilidad del cementerio de cientos de atunes desperdigados por el fondo marino del Cap des Llebeig de sa Dragonera no hay que buscarla en un fallo del sistema de refrigeración del pesquero que los había capturado ni en un descarte de piezas poco comerciales. Simplemente ocurrió que la red que desplegó el cerquero Nuevo Carrillo a primeras horas del pasado jueves día 11 capturó más piezas de las imaginadas y deseadas. Hasta tal punto, que le resultó imposible izar las capturas a cubierta e incluso le obligó a requerir la ayuda de Salvamento Marítimo.


Miguel Chicón, jefe de Salvamento Marítimo de Balears, confirmó este extremo y reveló que, en efecto, a primeras horas de la mañana del pasado jueves 11 de agosto recibieron una petición de auxilio de parte del cerquero Nuevo Carrillo, una embarcación perteneciente a la cofradía de pescadores de Palma aunque suele operar con asiduidad en aguas de Andratx. "Nos comunicaron que tenían un problema con el copo del arte, que arrastraban mucho peso y no lo podían izar a cubierta para cobrar las capturas. Por ello nos pedían ayuda para ser remolcados a aguas menos profundas donde, gracias a la menor tensión del arte, intentar recuperarlo con más éxito", explicó Chicón.
 
Al lugar se desplazó la embarcación Salvamar Acrux con base en Puerto Portals, que procedió a remolcar al cerquero hasta el puerto más cercano a primeras horas de la mañana del pasado jueves. "Con todo el peso que arrastraban no podían gobernar bien la embarcación y no tenían la potencia suficiente para izar el arte a cubierta. Al parecer, su intención era que la Salvamar Acrux les remolcase hasta aguas de menos calado donde el arte pudiera descansar sobre el fondo y disminuir el esfuerzo necesario para izar finalmente el cerco", estimó el jefe de Salvamento Marítimo.
 
No obstante, durante todo este proceso de remolque, la red se rompió por el elevado peso de las capturas precipitando toda su carga, de cientos de túnidos de la especie bacoreta, al fondo marino del Cap des Llebeig de sa Dragonera.
 
Dos días después, el sábado trece de agosto, un grupo de buceadores que practicaban submarinismo con botellas se topaban con el impresionante espectáculo de cientos de atunes muertos posados en las profundidades marinas de la zona.

Accidente por avaricia

El jefe de recursos marinos de la dirección general de Pesca, Antoni Grau, explicó que no se va a adoptar ninguna medida ni sanción contra el pesquero porque "su actividad es completamente legal. Pescó en una zona permitida, no usó ningún arte prohibido y los túnidos malogrados son una especie pesquera de poco valor comercial sobre la que no hay ninguna restricción ni algún tipo de cupo en sus capturas. Se puede hablar de un accidente por avaricia, aunque esto no es exactamente así ya que los pescadores no podían saber exáctamente la cantidad de pescado que iba a entrar en el cerco que desplegaron", estimó el jefe de servicio de recursos marinos del Govern.
 
Antoni Grau conjeturó que los cientos de túnidos pudieron morir por estrés o por asfixia mientras se debatían en la red antes de que ésta finalmente se rompiera y precipitara toda su carga en la plataforma submarina del Cap des Llebeig, situada a unos treinta y cinco metros de profundidad. "Pero no hicieron nada ilegal", reiteró. "No usaron veneno para capturar este cardumen ni querían soltar toda su carga, simplemente se trató de un accidente en la que el propio cerquero fue el más perjudicado. Perdió su carga, rompió el arte y se quedó sin jornal", se compadeció el responsable de recursos marinos, que señaló que sucesos como éste hacen daño también al buceo de recreo que supone un turismo de calidad para las islas.

 

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