2011-08-05
05/08/2011 Sensaciones en la cueva de Moraig


El pasado mes de julio, se realizó una actividad en la cueva del Moraig, situada en la población de Benitachell. Hablamos de la desembocadura de un río subterráneo cuyo caudal finaliza en la cueva. Si la visita se limita a la entrada, el buceo en este lugar no reviste la menor dificultad y es apta para buceadores de todos los niveles. Otra cosa es adentrarse por la cueva, ya que para este tipo de inmersión no sólo es necesaria una titulación superior, sino unos equipos especiales y, sobre todo, una preparación minuciosa de la inmersión.


El grupo, compuesto por seis buceadores del club Trotafons, se reunió temprano en la sede del club y después de revisar equipos y documentación salió dirección Benitachell. Como estaba previsto, llegaron a las 10 de la mañana y, después de descargar equipos y aparcar coches, hicieron una pequeña charla sobre la inmersión y protocolos de actuación en caso de problemas. Una vez todos lo tuvieron claro, se pusieron a montar equipos. El mar estaba un poco movido, pero con un poco de paciencia bajaron los equipos hasta la entrada al sifón que les llevaría a mar abierto.
Una vez dentro del sifón y establecidas las parejas, bajaron dejando un cabo guía para facilitar el regreso a superficie. Algunos ya empezaban a derrochar adrenalina y sensaciones hasta ese momento desconocidas. Una vez llegados a un fondo de unos cuatro metros, alcanzaron a ver la salida a mar abierto y algunos ya respiraron más tranquilos.


Empezaron el trayecto hasta la cueva principal, pero primero se deleitaron por el camino con unas paredes llenas de esponjas que, al ser iluminadas con los focos, deslumbran con colores vivos, de diferentes tonalidades. También encontraron algún nudibranquio que se deja ver entre las esponjas. Más adelante vieron un pulpo en un agujero escondido. Siguiendo la ruta prevista, a unos 30 metros del sifón hicieron un giro al oeste y después de 20 metros se adentraron en una bóveda de unos 30 metros, salieron a superficie.

La cueva sufrió varios desprendimientos de piedra, pero no afectaba a la posibilidad de visitarla. Después de inspeccionarla bien, salieron de la bóveda y explicaron en qué condiciones se encuentra. Aunque en la primera explicación ya se dijo, insistieron en que existen unos tres metros a la entrada donde la corriente es muy fuerte y hay que cogerse a las piedras y empujar para dentro. En ese mismo punto la visibilidad es casi nula debido a la mezcla de agua dulce del río y agua salada del mar, pero sólo es un instante lo que se tarda en cruzar esos tres metros. Entraron todos sin problemas y visitaron todos los recoletos. Pudieron ver un grupo de lisas de gran tamaño, llegaron hasta la entrada principal de la cueva y pasaron por la entrada de dos oquedades de dimensiones más pequeñas.


 

 

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