Una docena de cetáceos han aparecido sin vida en los últimos días. Se cree que la mortandad es por causas naturales y no provocada por el hombre ni tampoco por una epidemia No están preocupados, pero sí vigilantes. Miembros de la Sociedad para el Estudio y la Conservación de la Fauna Marina, Ambar, han registrado en las dos últimas semanas nada menos que una docena de varamientos de cetáceos muertos en Guipúzcoa y Vizcaya, la mayoría de ellos, delfines de diferentes familias. La causa de esta mortandad no parece, sin embargo, atribuible a causa concreta. Los biólogos de la sociedad analizan los casos con detenimiento. El último de los delfines apareció el 3 de febrero en la playa de Gaztetape, en Getaria. El ejemplar se encontraba en avanzado estado de deterioro. «Desde finales de la semana pasada y en lo que va de ésta, han llegado a las playas ejemplares casi a diario. En los últimos quince días han recalado una docena de cetáceos», afirma Ilazki Goenaga, miembro de Ambar. Dos de los varamientos se han registrado en arenales de Vizcaya, y los restantes en Guipúzcoa. «El jueves de la semana pasada apareció un delfín en Zumaia; el lunes recaló otro en este mismo municipio y al día siguiente uno más en Deba. Entre el martes y el jueves han sido localizados otros cuatro cadáveres entre Zumaia y Getaria», afirma la representante de Ambar. El inesperado y a la vez elevado número de muertes de cetáceos hizo que, en un primer momento, los expertos sospecharan de que pudieran haber sido víctimas de la interacción con la actividad pesquera. Sin embargo, los reconocimientos efectuados por los miembros de la sociedad conservacionista parecen haber desechado esta inicial hipótesis. «Cuando se registran varamientos en un elevado número, en ocasiones se deben a que parte del grupo de delfines se queda enganchado en las redes. Sin embargo, no es el caso. Los individuos que hemos examinado no tenían marcas de redes ni tampoco signos de que fueran atacados», señala Goenaga. Temporales Febrero suele ser por regla general un mes duro para los delfines. Es periodo de frecuentes temporales, de fuertes vientos, de mares agitadas. Los cetáceos acusan estas condiciones. Los jóvenes, los enfermos, los más débiles en definitiva, muchas veces no pueden superar el periodo invernal. Terminan extenuados y son arrastrados por las corrientes del Golfo de Vizcaya hasta la costa. Sin embargo, hasta el momento los temporales habían pasado por latitudes superiores. «Ello no quiere decir que no hayan podido sufrir los efectos de una profunda borrasca mar adentro y ahora las corrientes estén arrastrando los cadáveres a la costa», señalan desde Ambar. Los biólogos de esta sociedad especializada en el estudio de los cetáceos tampoco han detectado signos de que los ejemplares hasta ahora reconocidos hayan sido víctimas de alguna enfermedad. «No parece que se haya extendido ningún virus entre ellos. Habría sido diferente si hubiésemos detectado que los varamientos eran todos de delfín común o de listado, o marsopas. Ello nos podría haber llevado a sospechar de que podrían haber sufrido una epidemia, pero no parece que se haya dado esta circunstancia», explica Goenaga. Los ejemplares que han recalado sin vida en la costa son adultos y subadultos, de las familias de los delfines comunes y listados. También ha aparecido un calderón gris en la zona de Getxo. Se da la circunstancia de que uno de los mamíferos hallados era una marsopa, «una especie que cuando nos hacemos a la mar para realizar nuestros estudios no las avistamos con vida en nuestras aguas. Son más frecuentes en las francesas», precisa Ilazki Goenaga.
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