La minería comercial en el fondo marino ha arrancado con la primera concesión que se da en el mundo, que es para explotar un yacimiento de oro y cobre a 1.600 metros de profundidad en aguas de Papúa-Nueva Guinea. La empresa que lo ha obtenido, tras varios años de prospecciones y estudios medioambientales, es Nautilus Minerals con sede en Toronto, que quiere iniciar la explotación de Solwara 1 en los próximos años. El permiso de explotación minera del Gobierno de Papúa-Nueva Guinea concede a Nautilus el derecho exclusivo durante 20 años a importar y construir el equipo necesario y a extraer, procesar y vender los minerales extraídos, según el proyecto presentado por la empresa. La concesionaria calcula que el yacimiento es de 2,2 millones de toneladas, de las cuales 870.000 toneladas tienen un 6,8% de cobre y 4,8 gramos por tonelada de oro, entre otros metales de interés económico. Se trata de un depósito de sulfuros polimetálicos, uno de los dos tipos de yacimientos cuya exploración, que no explotación, en aguas internacionales ha regulado ya la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA). Hasta ahora han pedido permisos de exploración China y Rusia. Los depósitos de sulfuros polimetálicos están asociados a las chimeneas hidrotermales que siembran el fondo del mar, habitualmente a gran profundidad y en zonas volcánicas. En estas chimeneas, desconocidas hasta hace unos 30 años, existe una rica y exótica fauna. Para la estadounidense Cindy Lee Van Dover y muchos otros especialistas que han estudiado estos ecosistemas, es imprescindible retrasar la explotación comercial en aguas internacionales hasta que exista un marco conservacionista legal Van Dover, una prestigiosa científica, reconoce en un artículo en la revista Nature que trabaja para Nautilus, y que cree que así puede avanzar en sus investigaciones del fondo marino al tiempo que apoya la elaboración de los planes de gestión medioambiental de las explotaciones mineras de esta empresa. "Como parte de sus planes de mitigación, Nautilus Minerals ha delimitado una zona de reserva temporal de un tamaño y unas características parecidos a Solwara 1 para que sirva como fuente para la repoblación del área minera [cuando se cierre la mina]", señala Van Dover. En los fondos oceánicos, que suponen dos terceras partes de la superficie terrestre, están, totalmente inalterados, depósitos minerales que contienen la misma proporción aproximada de los 103 elementos químicos conocidos, entre ellos metales de interés económico cuya demanda ha subido mucho en los últimos años. Fuente: El Pais
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