2010-09-09
09/09/2010 A ses Rates a palpar la posidonia


 

Se habla mucho de ella, pero la mayoría solo ha visto sus restos depositados en la playa. Por eso, y con motivo del día de la Solidaridad de las Ciudades Patrimonio, el Ayuntamiento de Ibiza organizó ayer varias actividades, entre ellas una encaminada a hacer visible la ´Posidonia oceanica´ facilitando los medios para que una docena de personas pudiera ver de cerca las praderas sumergidas de esa planta y entendiera por qué son tan valiosas para el ecosistema y forman parte del Patrimonio de la Humanidad.

Las fuertes ráfagas de viento del NNO obligaron ayer a cambiar el destino de la excursión marítima para conocer las praderas de Posidonia oceanica, una actividad que desde mayo y hasta mediados de octubre se desarrolla cada sábado organizada por el Consistorio de Ibiza y el Club de Buceo Anfibios y en la que hasta el momento han participado unas 300 personas, un 50% ibicencos, un 40% turistas nacionales y un 10% turistas extranjeros. En vez de la isla Malví Nord, donde el oleaje removía el fondo, los responsables de Anfibios, el instructor de buceo Jaume Torres a la cabeza, decidieron que la pradera que rodea la isla de ses Rates, frente a ses Figueretes, era más aconsejable.

De los 20 apuntados inicialmente, una docena, entre ellos cinco periodistas, se embarcaron por la mañana en dos zódiac que en apenas un minuto anclaron junto al islote. Entre los interesados estaba María de Pablo, una donostiarra estudiante de Derecho que pasa nueve días de vacaciones en Ibiza y que llegó a ses Figueretes junto a tres amigas, dos de las cuales se escabulleron poco antes de que comenzara la clase teórica sobre qué es la posidonia y cuál es su utilidad. De Pablo no es una turista al uso: a través de Internet conoció que existía esta actividad y se apuntó porque, según esgrime, «en Ibiza hay que hacer algo más que ir de juerga por la noche».

Mientras el sol apretaba con ganas, Torres, acompañado de los monitores Alberto, Israel y Erinde, instruyó a los presentes sobre la utilidad del arrecife de posidonia para evitar que el oleaje impacte con fuerza en el litoral, su uso como aislante en los antiguos tejados de las casas payesas y su función de hogar del pez mula (emparentado con los hipocampos), fino, alargado y capaz de camuflarse entre la vegetación para zamparse los pequeños crustáceos que la habitan.

Y tras la clase teórica, a colocarse los escarpines (zapatos de agua) y el chaleco salvavidas para, a bordo de dos lanchas, alcanzar ses Rates. Allí, las instrucciones de rigor para que las gafas de bucear no se empañen (basta con echar saliva en ellas) y para manejar con soltura las aletas, un material que proporcionaba gratuitamente Anfibios, igual que las cámaras de fotografiar submarinas, cuyas imágenes (desechan el 75% porque salen movidas) cuelgan en Facebook (Posidonia Ibiza).

A quienes daba respeto la profundidad o la cercanía de tanta roca, plantas e hipotéticos animales enmascarados en éstas, se zambulleron ataviados con el chaleco salvavidas. María de Pablo y su amiga, también, aunque por error. Pensaban que era obligatorio. A pesar de todo, De Pablo logró, aunque le costó un esfuerzo supremo, sumergirse con él y alcanzar la pradera, a unos tres metros de profundidad. Cómo no, la anécdota provocó que surgieran los típicos chistes sobre vascos.

Transcurrió una hora de buceo en torno a ses Rates en la que además de a reconocer la posidonia, muchos aprendieron a usar las aletas y el tubo para respirar. Nadie vio hipocampos, pero sí pececillos varios, esponjas y mucha posidonia calcificada. Y a pesar de las clases teóricas previas y de la información aportada por los instructores durante la jornada, no todos tenían claro al finalizar el día la diferencia entre un alga y la posidonia. De hecho, Jaume Torres tuvo que explicar que un alga no es un resto de posidonia o de crustáceos y pececitos muertos.

 

 

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