Un equipo de buceadores ha comenzado a cartografiar algunas de las 25 lagunas de agua dulce de Cara Blanca, en Belice, que fueron de notable importancia para los antiguos mayas. Los buzos han encontrado restos fosilizados de animales, trozos de cerámica y, en la laguna más grande explorada, una enorme cueva submarina. Este proyecto, liderado por la antropóloga Lisa Lucero, de la Universidad de Illinois, es el primero de lo que Lucero espera sea una serie de inmersiones en las lagunas de las tierras bajas sureñas de los mayas en la zona central de Belice. Los buzos evaluarán si es viable efectuar una excavación arqueológica en el fondo de las lagunas, algunas de las cuales tienen más de 60 metros de profundidad. Los mayas creían que las aberturas de la tierra, incluyendo las cuevas, así como simas llenas de agua conocidas como cenotes, eran portales al inframundo, y con frecuencia dejaban ofrendas allí. Anteriormente, ya habían sido hallados objetos ceremoniales de los mayas en lagunas y lagos en México, pero no en Belice hasta ahora. Dos de las ocho lagunas que el equipo ha inspeccionado cuentan en sus cercanías con estructuras mayas. Las lagunas con las huellas de asentamientos más sustanciales y evidentes, también han resultado ser las más profundas que conocen los arqueólogos. Hasta el momento, los buceadores han explorado 8 de las 25 lagunas conocidas de Cara Blanca. El uso de estas lagunas al final del Periodo Clásico Tardío (aproximadamente del año 800 al 900 de nuestra era) coincide con una sequía persistente que deforestó diversas partes de América Central.
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