2007-11-28
Greenpeace persigue a los balleneros japoneses


La flota ballenera japonesa ha salido del puerto de Shimonoseki (Japón) para la mayor cacería desde que entró en vigor la moratoria a la caza comercial hace veinte años. Los japoneses pretenden cazar este año más de 1.000 ballenas en el Océanos Antártico, incluyendo 50 rorcuales comunes en peligro de extinción, 50 yubartas, también en peligro, y 935 rorcuales aliblancos.

Greenpeace ha estado siguiendo desde el pasado mes de agosto a un grupo de ballenas en su migración desde el Pacífico Sur hasta el Santuario Ballenero Antártico. Este seguimiento se ha realizado a través de un sistema de chips inocuos en las ballenas que permitían su monitorización a través de satélite. La localización del grupo se ofrecía a través de la página web de la organización http://www.greenpeace.es/elgranviaje para que los internautas pudieran hacer un seguimiento de dicha migración.

"El Gran Viaje de las Ballenas" ha estado monitorizando la localización exacta de estas ballenas hasta este momento. En el mismo mapa donde antes estaban las ballenas ahora se hará un seguimiento en cada momento de los movimientos de la flota japonesa en su viaje al Sur. En la misma web Greenpeace propone a los internautas diferentes opciones para colaborar en esta campaña. El buque Esperanza de Greenpeace, por su parte, también sigue de cerca a los balleneros y asegura que hará todo lo posible para intentar parar esta cacería.

Con este proyecto, realizado en colaboración con científicos del Pacífico, la organización ecologista quiere demostrar que el estudio de estos mamíferos puede realizarse sin necesidad de matarlos. La "caza científica" es la excusa utilizada por los balleneros japoneses para defender su cruenta cacería.

"Esto no es ciencia, es un negocio enmascarado como ciencia. Este programa de caza está generando mucho dinero financiado por los contribuyentes japoneses", ha declarado Karli Thomas, la responsable de la expedición de la campaña anticaza de ballenas de Greenpeace, a bordo del barco Esperanza de Greenpeace. "La flota ballenera debe volver a puerto. Si no lo hace Greenpeace intentará por todos los medios, a través de la acción directa no violenta, evitar la caza".

 

 

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