Oceana reclama que la política de biodiversidad de la UE dé prioridad a frenar la pérdida de especies marinas Oceana reclama a la Comisión Europea (CE) y a los Estados miembros que den prioridad a la elaboración de una amplia estrategia que combata la pérdida exponencial de especies y hábitats marinos, así como la acidificación y otros efectos del cambio climático. La organización internacional de conservación marina lanza esta petición con motivo de la nueva Estrategia de Biodiversidad de la UE, presentada ayer, 19 de enero, por la CE para alcanzar diversos objetivos europeos e internacionales entre 2010 y 2020. Oceana recomienda una nueva política europea de biodiversidad basada en acciones y resultados que incluya la rápida puesta en funcionamiento de las políticas existentes. Asimismo, propone añadir nuevos objetivos, como una red de Áreas Marinas Protegidas (AMP) que cubra el 20%-30% de los mares europeos una vez se alcance el objetivo del 10% que establece el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de la ONU en 2012. Pese a que la CDB requiere que al menos el 10% de los mares europeos esté legalmente protegido para 2012, actualmente menos del 1% de aguas marinas europeas están incluidas en AMP. "El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) acaba de presentar en 2010 el Año Internacional de la Biodiversidad para recordar al mundo que se necesitan acciones urgentes para evitar que la actual pérdida de biodiversidad sea irreversible. Oceana hace un llamamiento a la Comisión y los Estados miembros para que trabajen conjuntamente en favor de la recuperación de la vida marina europea, algo especialmente urgente tras el fracaso de la Conferencia sobre el Cambio Climático de Copenhague", señala Xavier Pastor, Director Ejecutivo de Oceana Europa. La protección de la biodiversidad marina en aguas internacionales y de la UE presenta severas deficiencias en la actualidad, lo que exige acciones inmediatas y la puesta en marcha de una reforma basada en un enfoque ecológico y que contemple los ecosistemas en su conjunto. En sus recomendaciones a la Presidencia Española, Oceana pide que se actúe con la mayor responsabilidad posible para conservar el equilibrio ecológico de los mares y restaurar y conservar sus recursos ecológicos como requisito previo para el desarrollo económico y social marino. Estas recomendaciones provienen del grave declive detectado en el Examen de la Biodiversidad de 2008, que hizo público el desfavorable estado en que se encuentran el 50% de las especies y hasta el 80% de los tipos de hábitats[1] de Europa. La Agencia Europea de Medio Ambiente[2] (EEA) ha publicado recientemente sus Diez mensajes para 2010[3] dedicados al cambio climático y la biodiversidad, que reclaman, entre otras cosas, pasar de la conciencia política a la acción. Hoy en día, la biodiversidad marina europea se encuentra en la encrucijada, con muchas especies entrando en las categorías de vulnerable o al límite de la extinción por la falta de acciones adecuadas y oportunas. En 2008, un estudio económico[4] subrayó que, de continuar la tendencia actual, en 2030 pueden haberse perdido el 60% de los arrecifes de coral y vaciarse los mares, dado que la mitad de las pesquerías marinas ya están completamente explotadas, más una cuarta parte ya sobreexplotadas[5]. Se estima que en Europa es posible que el 50% de los corales de profundidad hayan desaparecido ya. Ocho de cada 10 stocks evaluados están sobreexplotados y, además, el 45% de ellos superan los límites biológicos. Las actuales prácticas pesqueras (fishing down the marine food web[6]) llevan inevitablemente al colapso de los ecosistemas oceánicos, con invasiones de medusas que reemplazarán la actual diversidad de peces. Un estudio científico de 2006[7] ya advertía de que en 2048 se colapsarán las pesquerías comerciales de todo el mundo si la tendencia no se revierte. Otro estudio[8] del PNUMA de 2009 revelaba que en 2050 la acidificación de los océanos puede haberse incrementado en un 150%, 100 veces más deprisa que la experimentada en los últimos 20 millones de años. Si ésta no disminuye, se estima que en torno a mediados de siglo causará una extinción masiva de arrecifes de coral y otros organismos calcificados, además de la pérdida de gran número de especies marinas que dependen de ellos para su alimento y refugio y de efectos adversos en organismos como los mamíferos marinos. En 2006 la Unión Europea se comprometió a detener la pérdida de biodiversidad en 2010[9], pero es evidente que las políticas actuales se quedan cortas en cuanto a acciones concretas. En diciembre de 2009 el Consejo[10] se mostró "alarmado por la creciente tasa de pérdida de biodiversidad y el deterioro de las funciones y servicios de los ecosistemas por la presión antropogénica" y decidió intensificar los esfuerzos políticos y financieros para afrontar este declive sin precedentes. Sin embargo, los Estados miembros de la UE han sido incapaces hasta ahora de aplicar la Directiva Hábitats[11] de 1992 a sus aguas marinas, con considerable número de ellos que retrasan o careciendo todavía de implementación como resultado de compromisos políticos. "Se acaba el tiempo para conservar la biodiversidad marina de la UE si sus principales normas (Directivas Marcos del Agua y sobre Estrategia Marina, Directiva Hábitats) no entran ya en completo funcionamiento y si no se emprenden en breve acciones más ambiciosas e integradas para recuperar hábitats degradados y especies en riesgo", explica Gaia Angelini, Policy Advisor de Oceana Europa.
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