Las aguas del Índico son de vital importancia tanto para los armadores españoles que capturan atún como para la industria conservera, y no sólo por el volumen de pesca anual, sino por las tres valiosas especies de túnidos que se capturan en este océano: patudo, rabil, o yellowfin, y listado. De las 249.953 toneladas de que llevan a sus bodegas cada a año los pesqueros españoles en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, el 50% proviene de éste, con un total de 123.885 toneladas. Así lo atestiguan fuentes oficiales del Ministerio de Medio Marino al señalar que el valor estimado de las importaciones de atún que provienen de la flota española que faena en el Índico ascienden a un total de 175 millones de euros. Las estadísticas de la pesca anual de especies tropicales de atún no deja duda de la importancia del caladero, ya que mientras en el Índico se capturan más de 120.000 toneladas, en el Pacífico se pescan 45.613 y en el Atlántico 66.558. En el caso del atún blanco que localizado en el Atlántico y el Mediterráneo, el total es de 13.897 toneladas. Con la mayor flota atunera de Europa, integrada por un total de 63 buques, el Índico concentra la actividad de 33 barcos, de los que 18 portan la bandera española y el resto enarbolan la de las islas Seychelles. Los buques gallegos, vascos y andaluces faenan en aquel caladero desde el año 1984. España captura, a través de la flota atunera congeladora representada por las asociaciones de armadores Opagac y Anabac-Optuc, cerca del 60% en aguas internacionales y el 40 con base en acuerdos alcanzados con terceros países. De las 500.000 toneladas anuales de túnidos capturados por las flotas comunitarias en los distintos océanos, el 60% se corresponde a España y el resto a Francia. La trascendencia de la actividad desarrollada por la flota del Índico se desdobla tanto en los más de 2.000 puestos de trabajo que genera el trabajo en los buques como los 12.000 de la industria conservera, especialmente importante en Galicia, ya que el 40% del atún que se transforma proviene de aquel océano. Con los números sobre la mesa y con la constancia de que no existen caladeros alternativos para capturar las especies de atún de interés para la industria transformadora, armadores, pescadores y conserveros, coinciden en las enormes dificultades de abandonar el Índico a pesar de la creciente amenaza que representan los piratas somalís que en los últimos años han conseguido con los sucesivos secuestros de los atuneros Playa de Bakio y Alakrana, un botín que supera los cuatro millones de euros. Después de un cuarto de siglo en el caladero, los armadores no contemplan la posibilidad de retirarse de las productivas aguas del Índico. La actividad pesquera en la zona proporcionan a las cinco principales empresas españolas, un negocio que en 2008 rondó los 150 millones de euros.
<ATRAS
|