Más de 120 ballenas han muerto tras varar en diferentes playas de Nueva Zelanda en menos de 48 horas. En la bahía de Colville han sido encontradas este lunes 21 ballenas y otras 105 fueron halladas el pasado sábado en la playa de Farewell Spit, según informó el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda. Las ballenas de 3 y 4 metros fueron avistadas por pescadores que se encontraban 300 metros mar adentro y avisaron a los servicios de emergencia de la bahía de Colville, en la península de Coromandel. Alrededor de dos tercios se salvaron gracias a los lugareños y turistas que decidieron mantenerlas húmedas en la orilla con la marea baja hasta que creciese a primera hora de la tarde y entonces poder ser reflotadas. Una portavoz del Departamento de Conservación de la zona, Lyn Williams, informó de que ninguna de las ballenas había regresado a las playas durante la noche. "Fueron vistas saludablemente cuando nadaban hacía el océano", aseguró. Incluso una hembra dio a luz inmediatamente después de ponerse a flote, añadió. Un responsable del DOC, Mike Donoghue, explicó que la bahía es una zona habitual donde las ballenas se desorientan. "Es poco profunda, inclinada y arenosa. Su sónar se habría destrozado en la arena y tendría una señal débil de retorno", aseguró al diario "New Zealand Herald". Las 21 ballenas han sido vigiladas esta noche por David Hamon, miembro de la tribu maorí Ngati Tamatera, antes de la ceremonia de entierro de hoy. "Es un momento triste. Los maoríes tienen una fuerte conexión con las ballenas. Les tratamos como lo haríamos a nuestros muertos. No se les deja morir", aseguró. La vigilancia de las ballenas era necesaria ya que algunos pescadores locales estaban dispuestos a extraer la carne y los dientes de las ballenas. Mientras, otras 105 ballenas murieron el pasado sábado en Farewell Spit, en el norte de la isla Sur. Fueron descubiertas por un piloto de avión que avisó al control de tráfico aéreo de Nelson. Sólo 30 vivían cuando los responsables del DOC llegaron, todas las ballenas adultas murieron, dijo el director del programa de biodiversidad 'Bahía de Oro', Hans Stoffregen. "Estaban en muy mal estado. Cuando llegamos las dos terceras partes estaban muertas. Tuvimos que utilizar eutanasia para el resto", aseguró Stoffregen. Las ballenas fueron arrastradas por varias corrientes y estuvieron fuera del agua mucho tiempo. Al ser un lugar perteneciente a una reserva natural, los cadáveres de las ballenas se dejaron donde vararon, para descomponerse, añadió
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