La progresiva emisión de CO2 a la atmósfera proveniente de la quema de combustibles fósiles hace que los océanos se vuelvan cada vez más ácidos Los arrecifes de corales constituyen una fuente de ingresos, alimentación y protección costera para más de 500 millones de personas en el mundo Oceana reclama la reducción urgente de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) para detener la acidificación de los océanos, que pone en peligro la supervivencia de los arrecifes de coral y de numerosas especies marinas y, con ello, el sustento de millones de personas en todo el mundo. La organización internacional de conservación marina pide a los Gobiernos que introduzcan el problema de la acidificación en los debates del COP15, la Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU que tendrá lugar en Copenhague entre el 7 y el 18 de diciembre. Los océanos actúan como importantes sumideros de gases efecto invernadero, reduciendo la concentración de CO2 en la atmósfera y ejerciendo de esta forma un importante papel atenuador de los impactos asociados al cambio climático. Sin embargo, este efecto amortiguador tiene graves consecuencias para los ecosistemas y la biodiversidad de los océanos. “Los océanos absorben mayores cantidades de CO2 que las selvas tropicales y con ello ralentizan el cambio climático, pero lo hacen a costa de poner en peligro la supervivencia de millones de especies”, explica Xavier Pastor, Director Ejecutivo de Oceana Europa. “Por ello, hay que reducir urgentemente las emisiones provenientes del transporte, la industria y la generación de electricidad. Desde Oceana reclamamos un cambio masivo hacia el uso energías renovables y apostamos por parques de generadores eólicos marinos, siempre que superen las evaluaciones de impacto ambiental”. El efecto de esta continua absorción de CO2 se traduce principalmente en un descenso importante del pH marino, es decir, las aguas se vuelven cada vez más ácidas. La acidez de la capa superficial de los océanos se ha incrementado en un 30% desde la época preindustrial, impulsando así su acidificación. La acidificación dificulta y en casos extremos impide por completo la formación de estructuras de carbonato cálcico por parte de organismos marinos como crustáceos, moluscos y corales, que necesitan de este componente para la formación de sus conchas y esqueletos externos. Muchos de estos organismos son la base de las cadenas alimentarias de miles de especies, por lo que su desaparición supone una gran amenaza tanto para los ecosistemas como para todas aquellas poblaciones que dependen de alguna forma de dichos ecosistemas. Para poder frenar el proceso de acidificación de nuestros océanos debemos ser capaces de reducir nuestras emisiones en un 25-40% en comparación con los niveles de 1990 para el año 2020 y en un 80-95% en 2050, tal y como el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) ha recomendado. LA ACIDIFICACIÓN EN CIFRAS Ø La acidez de los océanos ha aumentado un 30% respecto a los niveles previos a la Revolución Industrial. Ø En la atmósfera hay actualmente 385 partes de CO2 por millón. El punto de no retorno para los corales y otros organismos es de 450 ppm. Ø Devolver la normalidad a los océanos requiere una concentración de CO2 de 350 ppm o menos, lo que exige reducir las emisiones un 80-90% antes de 2050. Ø Si las emisiones de CO2 siguen creciendo al ritmo actual, el pH oceánico caerá al nivel más bajo en los últimos 20 millones de años y se produciría una extinción masiva de corales. Ø Un cuarto de las especies marinas existentes –es decir, 9 millones– dependen de los arrecifes de coral para su reproducción o alimentación. Ø En 2006, 2.900 millones de personas extraían del pescado al menos el 15% de su ingesta de proteínas de origen animal. Ø Los arrecifes de corales constituyen una fuente de ingresos, alimentación y protección costera para más de 500 millones de personas en el mundo.
<ATRAS
|