2012-04-24
24/04/2012 Bodega bajo el mar




El mar Cantábrico puede brindarnos momentos de felicidad submarina. El patrimonio marítimo vasco aguarda un universo de sobrecogedores silencios, sublimes sensaciones y paisajes de ensueño, que Itsabideak ‘Rutas por los mares vascos’, un programa de rutas turísticas y culturales por la costa,  desde Plentzia hasta Hondarribia, podremos aprender los antiguos métodos de navegación aprendiendo a orientarse bajo las estrellas, visitar restos de barcos hundidos o conocer una de las primeras bodegas submarinas de envejecimiento de bebidas y rescatar un ánfora de vino que podrán degustar en una cena marinera. 
 
  No todo en el mundo del vino es envejecer las botellas en el ambiente tranquilo y fresco de una bodega. La enología evoluciona y en los últimos años hay a quien le ha dado por arrojar botellas de los mejores caldos al fondo del mar.
 
Desde que un grupo de buceadores encontró en el mar Báltico entre los restos de un barco hundido, una treintena de botellas de champán del siglo XVIII. Sorprendentemente, se habían conservado en perfecto estado y los expertos aseguraron que incluso había desarrollado trazas de madera y tabaco.
 
  En aguas de Plentzia, a 15 metros de profundidad, se esconde un pequeño tesoro moderno: un conjunto de módulos que hacen las veces de bodega submarina con capacidad para 1.600 botellas. Parece que la calidad de las bebidas alcohólicas se incrementa bajo el mar y éstas evolucionan de manera diferente a como si estuvieran en una barrica, aunque la causa es aún una incógnita.

El rescate de la botella
La empresa bilbaína Bajoelagua Factory, que trabaja por la protección del entorno marino, ha puesto en marcha un novedoso proyecto, el Laboratorio Submarino de Envejecimiento de Bebidas, el primero en la costa vasca, y nos invitan a conocerlo. ¿Nos preparamos para rescatar nuestra propia ánfora de vino y emular al mismísimo Robinson Crusoe? Lo primero que debemos saber es que no todos podremos sumergirnos a rescatar nuestro ‘tesoro’.

La experiencia no sólo consiste en la inmersión y en descubrir las entrañas de este proyecto pionero, sino que una vez recogida la botella, la podremos degustar y catar unas copas acompañadas de una suculenta cena marinera a base de pescados típicos del Cantábrico. Y todo ello, a bordo de un pesquero atracado con vistas a la bahía.


 

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