2012-03-22
22/03/2012 Morir de amor en L’Aquàrium de Barcelona


Con la llegada de la primavera, los seres vivos pueden disfrutar de más horas de luz, observar como los campos se visten de color, comenzar a sentir el calor de los rayos del sol. Todo ello, en definitiva, hace que sientan una mayor vitalidad que se traduce en un aumento de su actividad social y sexual. En L’Aquàrium de Barcelona, esta etapa es especialmente romántica, ya que muchas de las especies marinas que residen en él han iniciado ya sus procesos de cortejo.

Una de las especies que vive con mayor intensidad este ciclo reproductivo es la sepia (Sepia Officinalis) llegando incluso a morir de puro agotamiento después de una desenfrenada carrera de reproducción. Por ello, L’Aquarium, el centro marino lúdico y educativo más importante del mundo en temática mediterránea ha habilitado, como cada año, un tanque especial para que estas  sepias den rienda suelta a sus impulsos. Un espectáculo que los visitantes del parque podrán contemplar en directo y conocer, además, algunas curiosidades del proceso reproductivo de estos cefalópodos. 

Las hembras facilitarán la perpetuación de la especie ascendiendo desde las profundidades del Mediterráneo para encontrarse con ellos. La competición por estas hembras es especialmente fuerte en las sepias. Los machos son auténticos depredadores que compiten entre ellos para poder copular con el mayor número de hembras. Pero, como siempre ha sucedido en la evolución de los seres vivos, la teoría del más fuerte impera, de forma que sólo los más resistentes conseguirán su propósito.

Una vez juntos, los machos sufrirán impresionantes cambios de color para atraerlas, tomando coloración cebrada en el dorso y una tonalidad rosada en el vientre. Empieza entonces la fase de la seducción en la que los machos dejan atrás su violento comportamiento previo para convertirse en auténticos caballeros acariciando a sus hembras dulcemente hasta que ellas caen rendidas a sus encantos.

Después de vivir emotivos momentos de romanticismo, los dos se sitúan al frente y permanecen unidos varios minutos “abrazados” por sus tentáculos. Es entonces cuando el macho fecunda a la hembra introduciéndole su brazo copulador, que hace una función similar a la del pene de los mamíferos, y libera el contenido de su cápsula seminal. La hembra pone unos 500 huevos en forma de racimo de los cuales nacerán pequeñas sepias de pocos centímetros.

Después de la puesta, macho y hembra seguirán copulando instintivamente con otros individuos, de manera que durante varios días la actividad sexual es casi continua. Debido a las sucesivas jornadas de constante ejercicio, las sepias mueren debido al  agotamiento producido por la intensa actividad sexual. Los cuerpos inertes muchas veces son devorados por sus compañeros de especie dando así por cerrado su ciclo de vida.

Fuente: L’Aquàrium de Barcelona

 

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