2012-02-14
14/02/2012 Buceadores evaluarán la salud de las praderas de posidonia






La asociación Almería Azul, especializada en ecosistemas marinos, y la empresa de submarinismo Aquatours, pretenden implicar a los submarinistas en la evaluación y detección de problemas de las praderas de posidonia, unos ecosistemas vitales para el mundo marino y de los que la provincia, y en especial zonas como Roquetas, son muy ricos. De hecho, en el municipio roquetero hay un espacio reconocido como Monumento Natural frente a la playa de Los Bajos.

Las dos organizaciones han colaboración para la creación de un curso de Buceador en Posidonia, una titulación propia con homologación PADI, que pretenden extender por toda la costa, ya que además de ofrecer la posibilidad de seguir las clases a cualquier aficionado al submarinismo, la idea es que los instructores también reciban conocimientos de este tipo. «Si conseguimos que los diferentes centros de buceo tengan los conocimientos necesarios para conocer el estado de salud y los problemas de las praderas de Posidonia, los aficionados al submarinismo pueden ser una excelente red de detección que alerte a las Administraciones de cualquier amenaza», explica Alejandra Pérez, de Almería Azul, a IDEAL.

Buceador inexperto

Para la organización ecologista, « simple vista el buceador inexperto puede considerar que bucear en una pradera de posidonia oceánica puede ser monótono, pero estos ecosistemas albergan una enorme biodiversidad». En ellas se encuentran numerosas especies animales y de algas como briozoos, algas rojas, ascidias y esponjas encuentran en la mata. Además, muchas especies de peces conviven dentro y alrededor de las praderas, desde el esquivo podus podus, que siempre se encuentra camuflado en los fondos de arena, hasta los grandes bancos de salpas que se encuentran pastando sobre la pradera. Según Almería Azul, hay unas mil especies diferentes que habitan en distintas zonas de la pradera.
Los impulsores del proyecto pretenden potenciar el ecobuceo en las praderas, lo que a su juicio tiene varias ventajas, ya que «damos a conocer esta especie concienciando sobre la importancia y necesidad de su conservación». Además, al 'redescubrir' las praderas de posidonia como nuevos sitios de buceo se incorporan así nuevas áreas, «quitando presión a aquellos sitios frecuentados normalmente por los centros y clubes de buceo».
El curso, que tiene una duración de unas 12 horas, cuenta con clases de desarrollo de conocimientos , un taller, y sesiones de entrenamiento en el mar. Durante el mismo, el buceador desarrolla relaciones seguras y responsables con la vida acuática. Se enseñan contenidos tales como: las fanerógamas marinas del Mar Mediterráneo, Posidonia Oceánica, las especies de las praderas de posidonia, amenazas y protección.
Además se aprenden cuatro sencillas técnicas de control de las mismas. «Muchos buceadores que acostumbran a bucear anualmente en un mismo sitio pueden observar y detectar cambios en dichas praderas y comunicarlos a las autoridades competentes, adoptando así unrol de observadores ambientales», comenta Alejandra Pérez.



 

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