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FOTOS:
Manuel Gosálvez |
TURISMO
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Indultadas
por su belleza |
Las
Islas Seychelles son 115 islas privilegiadas en medio del Océano
Indico. Cercanas a Madagascar, privilegiadas en sus playas, formación
paisajística y vegetación tropical, son uno de los paraísos
del buceo en arrecifes de coral y un destino turístico exótico
por excelencia. |
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Toma
nota
* Cómo llegar:
Air France 901
112 266
Air Seychelles 91 31 01 907
* Población: +-
74.000
* Superficie: 280
Km
* Capital: Victoria
* Moneda: 1Euro
= 5 Rupias
* Horario: 3
horas más
* Vacunas: No
* Visado: No
* Idiomas: inglés
y francés
* Clima: tropical
* Temp. Agua: 26
ºC |
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Los
geólogos creen que las Islas Seychelles son las
puntas visibles de una plataforma marina de escasa profundidad
que se formó al romperse la placa continental
que unía América y África. Un gran
movimiento hizo que todo un continente, el mítico
Lemuria, desapareciera bajo las aguas indultando sólo
a estas maravillosas islas de granito que finalmente
fueron rodeadas por el coral. Así, el archipiélago
está formado por dos tipos de islas: las de granito
y las de coral. Las islas de coral, más numerosas
y deshabitadas, son en ocasiones un refugio natural
para incontables especies de aves, peces y anfibios.
Entre estas últimas se encuentran: Bird Island
y Denis, al norte y las Almirante, Farquhar y Aldraba,
al sur. Mahé es la mayor de las islas y es de
origen granítico. Es el centro político
y administrativo, con su capital Victoria, de pasado
colonial, y alberga el 90% de la población. A
pesar de la más poblada y, por lo tanto, explotada
de las islas, no por ello podemos disfrutar de sus playas,
bosques y sus plantaciones de té y canela. Descubiertas
por los navegantes árabes y por los portugueses,
franceses (en el siglo XVIII) e Ingleses (en el siglo
XIX) fueron titulares de estas colonias que se independizaron
en 1976. Una fuerte presencia africana y la influencia
europea y asiática hacen de las islas un crisol
de culturas, lo que es un tesoro más valioso
que el que los piratas escondían entre sus múltiples
calas recónditas. Pero sin duda, además
de su acentuada cultura criolla, el tesoro que ambicionan
los turistas está bajo el agua. Los arrecifes
de estas islas son magníficos en cuanto a dimensiones
y vida marina. No en vano, el comandante Cousteau pasó
largas temporadas investigando, buceando y filmando
estos fondos.
Ensalada de islas
Praslin es la segunda isla en cuanto a tamaño
e importancia y su alfombra de bienvenida son dos magníficas
playas: Anse Lazio y Anse Georgette. Un verdadero paraíso
que ya fuera frecuentado por piratas y comerciantes
árabes en ruta hacia la India.
Un verdadero Jardin del Edén rodeado
de palmeras y cocoteros que dan lo que se considera
la mayor semilla del mundo: el coco de mar. A los marineros
aquella semilla tan grande y sexual les pareció
una representación de Eva. Praslín se
encuentra a 45km de Victoria y está literalmente
cercada por un cinturón de coral que dificulta
la navegación por sus aguas. Es lo que podemos
denominar isla tropical modélica. El valle de
Mai, es uno de sus mayores atractivos, con un tipo de
vegetación selvática de gran belleza y
exuberancia.
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A una
media hora en barca desde Praslín se encuentra
La Digue, que es una especie de terapia de silencio sólo
entrecortado por el sonido del viento entre las palmeras
y los cantos de los pájaros. Entre sus bosques
podemos encontrar algo tan singular como el Papamoscas
Negro del Paraíso. No hay coches en esta isla y
sólo una bici o un carro de bueyes nos ayudarán
a recorrerla. Sus calas de cristalinas aguas son los escenarios
ideales para la práctica del buceo. Los grandes
bloques de granito combinados con la luz solar, sobretodo
al ocaso, son un auténtico espectáculo de
sugerentes formas multicolores. En sus arenas hacen aparición
las tortugas gigantes junto a estampas como las de la
playa de Source dArgent, con las tópicas
pero no por ello menos bellas palmeras agitadas por la
brisa marina. Otra isla privilegiada es la Isla de los
Pájaros, a unos 96km de Mahé. Conocida por
los franceses como Ile aux Vaches por la presencia de
los pescados del diablo o vacas de mar
que se extinguieron hace muchos años. Hoy, sin
embargo, acoge a millón y medio de fumarelas que
anidan e incuban sus huevos de mayo a noviembre. La isla
se encuentra en el borde del banco de las Seychelles,
donde el fondo del océano desciende a grandes profundidades.
Es pues el paraíso de los ornitólogos y
de los buceadores.
Las Seychelles cuentan con uno de los mayores atolones
del mundo, el de Aldabra, lugar declarado Herencia de
la Humanidad por la UNESCO. La contaminación y
el impacto de los pescadores de conchas han perjudicado
al arrecife pero se trata de preservar este patrimonio
natural que representa la mayor fuente de riqueza, por
no decir la única, de las islas. Entre tanta isla
desierta no es de extrañar el anuncio que en 1997
hacía la revista Forbes: so buy yourself
an island. Price 20.000.000 $. La isla privada de
los Pahlavi, familia del Sha de Persia (hoy República
Islámica de Irán) con pista de aterrizaje
incluida, estaba en venta. |
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El
archipiélago de Seychelles conforma un grupo de
115 islas ubicadas en pleno Océano Indico, al este
de Tanzania y al norte de Madagascar. Son conocidas mundialmente
por sus paradisíacas playas de finísima
arena blanca y por ser, junto con las Islas Galápagos,
uno de los dos únicos hábitats naturales
en donde habitan las tortugas gigantes. Sin embargo, existe
otro motivo de asombro para quienes visitan estas islas,
en especial para aquellos que aman la botánica
y, por extensión, las plantas medicinales: la semilla
más grande del mundo, conocida como coco de mar
(Lodoicea maldivica Pers.). La isla de Praslin, a escasos
15 minutos de Mahé (la isla principal del Archipiélago),
cobija en su territorio al Parque Nacional del Valle del
Mai, un reducto forestal único poblado por miles
de especies endémicas y palmeras de todo tipo.
Entre todas ellas, existe una exclusiva de esta isla cuya
semilla es conocida como Coco de Mar (así denominada
porque flotando en las aguas del Océano Índico
llegaba hasta las costas de la India). Los nativos la
denominan coco fess (traducido significa coco con forma
de nalgas) debido a su peculiar forma. Esta semilla, a
la que los lugareños atribuyen propiedades afrodisíacas,
mide entre 30 y 40 cm de diámetro y puede llegar
a pesar hasta 30 kg (normalmente su peso oscila entre
8 y 15 kg). En efecto, la forma de los elementos reproductores
de las palmeras macho y hembra asemejan bastante a los
órganos reproductores humanos, lo cual les confiere
este aura afrodisíaco. La leyenda indígena
cuenta que en las noches de tormenta, la palmera macho
se aparea con la palmera hembra y quienes por casualidad
presencian este acto prohibido se convierten de inmediato
en loros negros (precisamente Praslin es el único
lugar del mundo donde habita esta rara y exótica
ave). En la actualidad, existen alrededor de 4.000 ejemplares
de esta palmera (es especie protegida en la isla desde
1978) y pueden alcanzar una altura cercana a los 40 metros.
Algunos cuentan con casi 800 años de vida. El coco
de mar logra su punto de maduración a los 20-30
años de edad. Lamentablemente, como resulta un
producto muy codiciado debido a sus poderes afrodisíacos,
se ha desarrollado un mercado negro en torno del mismo
y es comercializado en algunas ferias hindúes.
Durante muchos años, se mantuvo la incógnita
acerca de cómo este coco propio de Seychelles era
encontrado en regiones alejadas tales como Maldivas, Java,
Sumatra e India, sin que allí se avistaran las
palmeras que le daban origen. La historia relata que el
antiguo rey de Maldivas coleccionaba estos frutos que
llegaban flotando misteriosamente y los entregaba como
ofrenda o regalo valioso a personajes ilustres que lo
visitaban. Varios navegantes avistaban en sus travesías
estos cocos flotantes, siendo Lazare Picault el que descubrió
que procedían de Praslin.
Hacia fines del siglo XIX, la corona británica
(por entonces con base en la India y gobernante de todos
los territorios adyacentes) envió una expedición
desde Bombay a Praslin al mando de Charles Gordon. Al
llegar al Valle del Mai, éste quedó sorprendido
por la exuberante vegetación del lugar, al punto
que creyó estar frente al mítico Jardín
del Edén que menciona la Biblia, convenciéndose
de que el fruto prohibido por el cual pecaron Adán
y Eva no era una manzana sino este coco de mar. Charles
Gordon se instaló en el valle y hasta su muerte
trató en vano de demostrar su
creencia frente a la corona inglesa. Desde entonces, y
coincidiendo además con la teoría de las
signaturas, el coco de mar se ha erigido en un símbolo
de fertilidad en toda la región, a pesar que no
existe ningún estudio científico que avale
dicha creencia. No obstante, el afán destructor
del hombre ha puesto en peligro de extinción esta
verdadera rareza botánica, por lo que se han conformado
grupos de ayuda en la región amparados por el gobierno
de Seychelles. |
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