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TURISMO
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La
joya latina de Africa |
TEXTO: BUCEO XXI & Chano Montelongo
FOTOS: Chano Montelongo
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Mozambique,
con sus arrecifes coralinos y su exuberante fauna marina, es un lugar
paradisíaco para bucear. Esta antigua colonia portuguesa donde
todavía los aires latinos están presentes y es posible
entenderse con la población ya que hablan portugués,
es una verdadera joya sin descubrir. Además del ya mítico
archipiélago de Bazaruto, existen numerosas zonas de buceo
en estas costas, como la Praia de Jangamo, el mejor lugar para sumergirte
con tiburones ballenas, mantas rayas y tiburones zambezes. Actualmente,
el país se repone de una sangrienta guerra civil y de las devastadoras
inundaciones de hace unos años, comenzando a levantar cabeza
y abrir sus riquezas naturales al turismo. |
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Mozambique
es una república del África oriental con una superficie
mayor que la de España limitada por Tanzania, Malawi, Zambia, Zimbabwe,
República Sudafricana, Swazilandia y por el océano Indico
y Madagascar a través del Canal de Mozambique. Pero su límite
más severo es la extrema pobreza en la que se vio sumida tras una
feroz guerra civil que finalizó en 1992 tras 16 años, con
más de un millón de muertos y cinco millones de refugiados.
Mozambique se transformó uno de los países más pobres
del mundo con la agricultura desmantelada y gran parte de los campos plagados
de minas. Paradójicamente su subsuelo es muy rico en oro, carbón
y bauxita, pero no está explotado y su economía se basaba
en la actividad agropecuaria. El clima subtropical y su orografía
favorece que también sea un país riquísimo en fauna
y flora tanto terrestre como marina. Por eso sigue siendo un lugar donde
todavía es posible la caza mayor de leones, panteras, linces, búfalos,
antílopes y elefantes. La pesca deportiva puede practicarse en
todo el litoral, especialmente rico en peces. Los 2.500 Km. de costa se
hallan jalonados de magníficas playas y unos fondos marinos privilegiados.
Su llanura asciende hacia el Interior hasta alcanzar alturas superiores
a 2.000 m. en la frontera con Zimbabwe. Posee ríos caudalosos como
el Limpopo, el Zambeze, y Rovuma. Produce, para la exportación,
algodón, caña de azúcar, té, tabaco y sal.
Para el consumo interior se cultiva maíz, mandioca, trigo y arroz.
La mayoría de la población está compuesta por negros
bantúes, de religión predominante animista aunque la población
urbana es mayoritariamente cristiana o musulmana, siendo esta última
religión predominante en el norte. Crisol de culturas, Mozambique
conserva un aroma latino herencia de la presencia portuguesa. Todavía
el portugués es el idioma oficial pero la mayoría de la
población habla lenguas bantúes como el suahili y el macuo-lomne.
Lo que no había destrozado la guerra lo acabó de rematar
unas inundaciones que arrasaron el sistema de carreteras del sur del país,
sin embargo sigue siendo un paraíso para el submarinismo.
Bazaruto
Desde diciembre del 2001, Mozambique, cuenta con una de las reservas marinas
más privilegiadas de África. Aguas transparentes, arrecifes
de coral únicos en el mundo y las extrañas especies marinas
del este africano son los activos con los que cuenta la nueva reserva
del archipiélago de Bazaruto. El archipiélago se esparce
a lo largo de 30 kilómetros de costa entre las ciudades de Vilanculo
e Inhassoro tiene cuatro islas principales: Bazaruto, Benguerra, Magaruque
y Santa Carolina que ya eran Parque Nacional desde 1971. Con la declaración
de reserva marina se añadieron los 1.400 kilómetros cuadrados
del Océano Índico que rodea las islas. Considerado como
uno de los cinco grandes lugares de buceo del sur de África, las
playas y arrecifes protegidos en el archipiélago de Bazaruto son
el hogar de delfines, manatíes, peces sierra, langostas, diversas
especies de tortugas marinas y ballenas jorobadas que pueden ser vistas
en verano. Los primeros esfuerzos para la conservación de la fauna
de Bazaruto fueron de WWF (World Wide Fund for Nature) y de la South Africa
Nature Foundation, que apoyaron a la dirección del parque y trabajaron
con las asociaciones y grupos conservacionistas locales para acabar con
la pesca ilegal de tiburones.
Mozambique tiene una vida marina y unos ecosistemas extremadamente ricos
y variados. Las islas de Bazaruto forman una estrecha línea dominada
por cadenas de dunas, grandes terrazas de lodo intermareal y lagos salados
en su interior. En ellas encuentran refugio una amplia variedad de aves
marinas migratorias, pero su mayor riqueza son sus arrecifes. El parque
es un impulso para que el turismo ecológico regrese al país
tras la guerra. Además, la protección de esos arrecifes,
se espera que sea un factor de reducción de la pobreza ya que éstos
y sus ecosistemas dependientes, como los manglares, proveen reservas de
alimentos para especies vulnerables que viven en zonas tropicales. Aunque
los arrecifes de coral sólo cubren el 1% del planeta son guarderías
para peces y verdaderos almacenes para nuevas medicinas. Pero sobre todo,
son un atractivo reclamo para buceadores, entusiastas de la vida salvaje
y cruceros, que representan a la multimillonaria industria del ecoturismo
global.
Cuaderno de notas
Clima: Tropical-subtropical
Mejor época: estación
fresca y seca de abril a septiembre
Infraestructuras: malas carreteras,
buena red de autocares
Ocio: caza mayor y pesca. 2.500
Km. de costa con grandes playas
Visado: Sí. Embajada
de Mozambique en Madrid (Goya 67) 91 577 28 23 y 36 82
Vacunas: recomendables Fiebre
Amarilla, Tifus, Hepatitis B, Malaria y Meningitis.
Divisas: Prohibido sacar moneda
del país o introducir más de 5.000 $
Playas: mareas y corrientes.
Ojo a los tiburones |
La luz de la linterna iluminó la tosca puerta de madera
de la cabaña. Christo, el melenudo alemán nacido en
Namibia, entró primero y se dispuso a encender un quinqué.
Su tenue llama nos mostró el interior de la rústica
vivienda que sería nuestro hogar en las próximas semanas.
Christo miró nuestras caras, evitó sonreir con una
mueca de circunstancia y, mientras salía de la cabaña,
dijo en voz baja: Bienvenidos a África.
Tras 20 horas de vuelo desde España a Mozambique, pasando
por varios aeropuertos, y casi ocho horas de tortuosa carretera,
selva y arenales entre Maputo e Ihambane hasta la playa de Jangamo,
las sencillas camas hechas con finos troncos, ramas de palmeras
y goma espuma nos parecieron lechos principescos de un palacio de
verano. Puesto que no había que deshacer maletas porque a
esa hora estarían perdidas por algún aeropuerto africano,
nos dispusimos a dormir pensando en las inmersiones del día
siguiente.
A las siete de la mañana, con un sol de justicia sobre nuestras
cabezas y un zumo de frutas tropicales en nuestros estómagos,
ya estábamos en la fabulosa playa de Jangamo, de arenas limpias
y rubias, empujando un semirrígida de ocho metros e intentando
arrastrarla hasta el mar. Poco después, sujetos por los pies
al suelo de la embarcación, saltábamos sobre las crestas
rompientes de las olas cercanas a la orilla. Para Manta Reff. sólo
nos quedaban algo más de 20 minutos de irregular travesía.
El agua es verde y está fría, no sobrepasa los 22º
C. Este año -dice Guido, nuestro guía y barquero
sudafricano- el clima está loco, en esta época la
temperatura del agua ya debería haber llegado a los 28º
C. Este arrecife tiene una considerable extensión y
ofrece variadas inmersiones entre los -18 y -35 m. Su principal
atracción es que en él se encuentran, nada más
y nada menos, tres estaciones de limpieza de mantas diablo. Durante
todo el año, las mantas acuden a este lugar para desparasitarse.
Y, efectivamente, no tardamos en verlas. Atraídas por nuestras
burbujas y torpes movimientos, las mantas comenzaron a aparecer
de todos lados. La más pequeña mediría cuatro
metros de envergadura y había alguna que podría alcanzar
los seis.
El buceo en esta región de Mozambique ofrece una gran variedad
de opciones a los submarinistas, desde noveles a experimentados
y fotógrafos. Los innumerables arrecifes coralígenos
se extienden a lo largo de la costa y están situados entre
-9 y -30 metros, mostrando numerosos anfiteatros, grietas y cantos
rocosos tapizados de corales duros, blandos y variadas esponjas.
Las corrientes suelen estar presentes en todas la inmersiones, pero
no son un problema, ya que todos los buceos son a la deriva, siempre
a favor de la corriente. Destacan las rayas, los enormes meros,
los peces guitarra, las morenas y los más variada fauna tropical.
Jangamo también es la residencia de poblaciones de tiburones
de puntas blancas, negras y leopardos, que son los más comunes
de ver, mientras los peces martillo, el tiburón tigre y el
zambeze también se dejan ver, pero de vez en cuando.
Si hay algo que enorgullece a los buzos locales (que son todos sudafricanos)
son las mantas y los majestuosos tiburones ballenas. A partir de
mediados de septiembre y hasta noviembre, lo que para ellos es el
comienzo de la primavera, los tiburones ballena acuden a toda esta
zona para disfrutar de su cálidas aguas y alimentarse de
la gran abundancia de plancton que se encuentra cerca de superficie.
Durante nuestra estancia allí, vimos tiburones ballenas desde
el primer día. Pero si algo nos sorprendió fue el
encuentro con trece ejemplares de diferentes tamaños en sólo
una hora. Un verdadero festival de tiburones ballenas. Elegantes,
tranquilos y confiados, estos peces se acercaban a nuestra embarcación
para curiosear y luego seguían su camino a contracorriente
abriendo la enorme boca y alimentándose de todo lo que entrara
por ella.
Bucear en estas costas es todo una nueva experiencia, sobre todo
por que aún hay oportunidad de bucear en lugares inexplorados,
un privilegio hoy a alcance de unos pocos. Nosotros tuvimos ese
privilegio y exploramos junto a Guido, por primera vez, un arrecife
bautizado como Krakatoa, situado frente a la playa de Rocha, al
norte de Manta Ref. Es un arrecife rocoso sobre un fondo de arena,
cuya forma circular recuerda al cráter de un volcán.
En su interior, sobre la arena, proliferan grandes rocas tapizadas
de sugerentes y variadas esponjas. Es el reino de los tiggerfish
o peces ballestas que juguetean entrando y saliendo de las innumerables
grietas. Fue aquí, donde un enorme y curioso tiburón
ballena atropelló por sorpresa a parte de mi
grupo, que tuvieron que apartarse para dejarle paso mientras la
cámara de mi socio y compañero Jorge Keller, inmortalizaba
sus elegantes y pausados movimientos.
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