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TEXTO: David Montserrat
FOTOS: David Montserrat &
Chano Montelongo |
TURISMO
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Juegos
de luz en el Mediterráneo |
Malta
es un pequeño país insular con apenas 500.000 habitantes
que acaba de firmar, junto con otros 10 países, su futura entrada
en la Unión Europea. Punto estratégico situado en la
mitad del Mediterráneo, han pasado por ella todas las culturas
e imperios que han navegado por sus aguas siendo un verdadero crisol
de legados rodeado por unas costas llenas de atractivos fondos que
fascinan por sus contraluces. |
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Por
si vas:
Cómo llegar:
Air Malta 913 504 685 dispone de vuelos directos desde
Barcelona o vía Lisboa.
Capital: Valleta
Idiomas: Inglés
y Maltés
Moneda: Lira
Electricidad:
220 V.
Diferencia horaria:
+1h.
Clima: 18º
C de media con veranos secos y calurosos, otoños
húmedos y cálidos, e inviernos cortos
y no muy fríos.
Visibilidad: 30
m.
Temperatura del agua:
13ºC en invierno, 23ºC en verano.
Consejo fotográfico
Malta y Gozo es un contraluz tras otro mejor. Lleva contigo
un gran angular, si te has de olvidar algo del equipo
que sea la parte macro de tu equipo fotográfico. |
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Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Valletta aun
había aires de fiesta en el ambiente. Malta,
isla disputada por África y Europa, por Oriente
y Occidente, finalmente es parte de la Europa de los
25. Malta, Gozo y Comino son tres pequeñas islas
que emergen rotundas, agrestes y bellas, en pleno Mediterráneo.
Situadas estratégicamente entre Sicilia y Túnez
han sido objeto de la codicia de varias civilizaciones.
Según la mitología griega Calipso escogió
Gozo para retener al incauto Ulises con sus hechizos
amorosos durante 7 años, mientras la paciente
Penélope tejía y destejía su larga
espera. Los árabes estuvieron allí 1.000
años y la influencia aun se nota en los nombres
de las poblaciones y en sonidos del idioma. En Malta
son lenguas oficiales el inglés y el maltés.
Los Templarios, los caballeros protectores de la Orden
de San Juan, que tras abandonar Tierra Santa, pasaron
por Rodas y llegaron a Malta, defendieron al pueblo
de los piratas que venían regularmente a llevarse
a la población como esclavos, y crearon los primeros
hospitales. Armas francesas y también de Aragón
y Castilla, se pueden ver en los escudos de los caballeros.
Ya en tiempos más recientes Malta fue protectorado
del Imperio Británico del que obtuvieron la independencia
en 1964.
Llegamos un Jueves Santo, con los ecos de la firma europea
en el aire y la preparación para las procesiones
de Viernes Santo. En Malta el 98% de la población
es católica, practicante y muy fervorosa. En
el pequeño archipiélago hay una iglesia
por cada día del año. Son bellísimas
y se alzan orgullosas en todos los montículos
de las islas. En apenas 45 minutos cruzamos la isla
de Malta para abordar el ferry que nos llevaría
a Gozo, nuestro destino de buceo. Un ferry que tiene
dos proas ya que las comunicaciones entre las islas
de Malta y Gozo son excepcionalmente buenas y continuamente
dos ferrys, que se cruzan en medio del trayecto, realizan
una travesía de 15 minutos. Si en una distancia
tan corta los barcos tuvieran que virar se perdería
mucho tiempo y se complicarían las maniobras
de atraque y desembarco, así que lo solucionan
con dos proas. Frankie el dueño del centro de
buceo y del hotel donde nos alojamos nos espera en el
puerto. Gran conocedor de la historia y enamorado de
su isla, los ratos que pasamos con el son realmente
un baño de cultura y de anécdotas sobre
Gozo.
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El hotel es familiar y acogedor. María, la mujer
de Frankie, nos prepara una sopa natural y un plato
de pasta absolutamente espectacular, y eso será
el ritmo diario. Esta gran cocinera es casi como una
mama para todos. Siempre dispuesta a meterse entre fogones,
no pone mala cara a ninguno de nuestros locos horarios.
Cuando llegamos del mar y entramos en el hotel después
de haber desalado equipos, allí esta ella, con
su pasta del día a cual más buena, sus
tortillas caseras esponjosas y rellenas de productos
naturales, unas pizzas... bueno, para llorar de buenas,
y mientras esperamos la comida: unos tacos de queso
de Gozo rebozados en pimienta negra y servidos con trozos
de tomate de los que huelen a tomate y tienen gusto
a tomate...¡como antes! Así que ante tantos
cuidados, al final acabamos haciendo casi todas las
comidas en el mismo centro. Eso sí, probamos
algún otro restaurante de la isla. Las terracitas
junto al mar tienen un peligro: tienes que elegir entre
bucear y esas terrazas. Parece que la tónica
general es buena comida, calidad y cantidad, aprecios
muy razonables. Por cierto los vinos locales no están
nada mal, hay algún blanco de Gozo que se deja
beber muy bien.
Por la tarde visitamos alguna de las iglesias engalanadas
para la Semana Santa. El olor de la cera y el fervor
popular nos envuelven. Cada año tiene lugar una
encubierta competición de iglesias
para ver cuál es la mejor decorada. Es tradicional
visitar 7 iglesias en tu visita a Malta. Dicen los lugareños
que eso da buena suerte.
El gozo de bucear
En Gozo hay muchas inmersiones a las que se acceden
desde tierra. Nosotros fuimos a Dwejra a bucear dos
de las más míticas: Inland Sea
y Blue Hole. Como guía teníamos
a Iñaki, un instructor español con el
que ya habíamos buceado en aguas de Filipinas
y que se acaba de instalar en Gozo. Sabemos por experiencia
que el toque personal y la profesionalidad de Iñaki
es un valor añadido a la estancia en esta isla.
El trayecto por carretera hasta las inmersiones resulta
un verdadero placer. El paisaje es espléndido
y las distancias son tan cortas en la isla que todo
esta a 15 minutos como máximo.
Inland Sea, es realmente lo que su nombre indica: un
mar interior, completamente cerrado y rodeado por altos
acantilados. Una gran balsa de agua esmeralda aparece
ante nosotros. Ahí es donde empezamos a sumergirnos.
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En la primera inmersión
en aguas de Gozo es cuando descubres su esencia, la vida
no es lo más importante. La fauna mediterránea
y más bien escasa no es la razón para sumergirse
en estas aguas. Aquí lo que cuenta es la luz, los
paisajes submarinos, la claridad del agua.
La inmersión comienza con gran facilidad. Entramos
en ese mar interior y ante nosotros un acantilado a modo
de cráter de volcán se alza ante nuestros
ojos. Esa pared se encuentra rota por su base, dejando
un corredor que conduce a mar abierto. Es un gran pasillo
por el que navegan embarcaciones menores. Tiene un fondo
de -25 m descendiendo en unas paredes verticales. Color
azul cobalto, el mar está abierto ante nosotros.
Hay que ir parándose durante la inmersión
para no perder las diferentes perspectivas y contraluces
que nos ofrecen ambas bocas del túnel. De todas
formas al otro lado nos esperan multitud de pececillos,
algún rascacio y una gran barracuda que hizo un
picado en plena caza.
Para llegar a la segunda inmersión del día,
Blue Hole, hay que andar un poco, pero vale la pena el
esfuerzo. Entras en el agua en una zona protegida bajo
una inmensa ventana recortada en la roca, que se asoma
al cielo azul y se llama precisamente así, Blue
Window. Dejando atrás el inicio de la inmersión,
pasamos entre rocas y oquedades hasta un par de grutas.
Penetramos en grandes bóvedas donde encontramos
unos preciosos caballos de mar amarillos y una colonia
de cientos de camarones. Tan sólo en Dwejra hay
6 zonas de inmersión diferentes. Sus contraluces,
sus grandes cuevas y la agresividad del terreno hacen
que creas que estas en el otro extremo de la isla.
Del Ferry a la Catedral
El ferry Xlendi, un barco de 1.123 toneladas y 77 metros
de eslora se hundió en noviembre de 1999 para crear
un arrecife natural, pero durante su hundimiento chocó
contra el arrecife y se desplazo hasta una profundidad
de -42 m., en su cota máxima, quedando boca a bajo
sobre un fondo de arena. Comenzamos la inmersión
por la cubierta de pasajeros que es ahora el punto más
profundo y lo podemos recorrer de punta a punta. Resultan
divertidos los carteles que se leen al revés. La
luz que, a pesar de la profundidad, se filtra por las
ventanas del barco ofrece unos contraluces preciosos.
Eso sí, no hay que despistarse mucho que los ordenadores
apremian. Al finalizar, una rápida visita a la
hélice, que es ahora el punto más alto del
pecio, y vamos acabando la inmersión por la pared
que pierde profundidad poco a poco y nos lleva hasta el
punto de salida sin tener que hacer parada de descompresión.
En el pueblecito de Xlendi, hay una inmersión poco
profunda. De nuevo unos túneles comunican la pequeña
bahía con el mar abierto. Es la segunda inmersión
ideal, tranquila, contraluces espléndidos un verdadero
placer. El problema es sustraerse a la tentación
de las terrazas que, a pocos metros de la entrada al agua,
nos distraen... Debo confesar que la primera
vez sucumbimos y la inmersión fue a base de pescadito
y un vinito blanco... Pero volvimos al día siguiente
y con voluntad férrea nos metimos en el agua...
Ambas cosas merecieron la pena.
Los días de barco María nos preparaba un
picnic: unos bocatas, fruta y una botella
de agua. El ritmo era el clásico de un día
en el mar: inmersión por la mañana, comida
e inmersión por la tarde. Un día típico
es bucear en Comino. Esta minúscula isla, a medio
camino entre Gozo y Malta, está completamente desierta,
a excepción de un pequeño hotel. Entre inmersiones
fondeabamos en el Blue Lagoon. El agua allí es
turquesa y tranquila, un lugar paradisíaco. La
pena es que no somos los únicos en pensar así...
Incluso hay un par de chiringuitos en las rocas, pero
bueno, acercarse nadando para tomar un heladito entre
inmersión e inmersión tampoco esta nada
mal. En estos acantilados se rodó la película
El Conde de Montecristo.
En Marsalforn, hay salinas recortadas en la roca junto
al mar y varias zonas de inmersión, lo divertido
es que la entrada tienen su punto de adrenalina y hay
algún salto interesante. Buceamos en Billinghurst
Cave, una inmensa cueva con la entrada al mismo nivel
del agua. La boca llega hasta -30 m. Con la ayuda de un
hilo de vida que estaba colocado, nos fuimos adentrando
en la cueva hasta una gran bóveda con aire donde
te puedes quitar el regulador y respirar con normalidad.
Como queríamos volver por la pared tuvimos que
dar media vuelta. No nos arrepentimos porque la pared
allí es un cortado de vértigo que se pierde
en la profundidad. Elementos filtrantes de la familia
de las medusas se unen para formar largas cadenas semi
trasparentes, algunos de ellos son fluorescentes y si
te fijas ves circular el agua en su interior. Todos coincidimos
que nos recordaba a la película Abyss. Tal vez
fue una de las inmersiones más especiales. |
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Despedimos las inmersiones
en Gozo con la Catedral: una impresionante cueva cuya bóveda
está sólo parcialmente sumergida. Son 25 m. de
agua y todavía quedan otros 10 m. hasta el techo de la
cavidad. La dificultad estriba en el inicio de esta inmersión.
Tienes tres opciones a elegir. Un camino estrecho con unos 80
escalones y desde ahí nadar por un precioso fiordo 150
metros. También puedes acceder con un conocido salto
desde casi 7 m., o que te acerquen en barca. |
ccc |
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