Era
el año 1000 AC y los Caiquetíos de la tribu
Arawak poblaban la isla tras su huir de las continuas
luchas con los indios Caribes. Alfonso de Ojeda desembarcó
en 1499 y describió a los Caiquetíos como
gigantes. Los Caiquetíos fueron esclavizados y
vendidos por los españoles a la isla Española
(República Dominicana) para trabajar en las minas
de cobre quienes abandonaron la isla por considerarla
inútil. En 1634 algunos colonos europeos se dedicaron
a criar caballos. Al final de la Guerra de los 8 años,
en 1636, los holandeses tomaron posesión de Aruba.
En 1824 se descubrió oro en Bushiribana de donde
se extrajeron unos tres millones de libras hasta 1913.
El cultivo del Aloe Vera se hizo muy importante y en 1951
Aruba producía el 30% del Aloe mundial. A comienzos
del siglo XX el oro negro atrajo a las petroleras. Pero
en la actualidad, esta isla escindida de las Antillas
Holandesas en 1986 pero parte aún de Holanda, vive
del turismo, que representa el 65% de su PIB. Gran parte
de ese turismo busca en Aruba uno de los mejores destinos
del mundo para buceo en pecios.
Snorkel, snuba y sea
treck
La visibilidad de estas aguas es tal que uno puede bucear
horas tan sólo desplazándose por la superficie
con un tubo unas gafas y unas aletas. Podrán
descubrirse así increíbles formaciones
coralinas e incluso naufragios visibles a menos de 30
m. de profundidad. Pero otra forma original de bucear
es el snuba (snorkeling+scuba), consistente
en colocar unos tanques de aire flotando en una balsa
con mangueras de 7 m que proveen oxígeno a los
que bucean bajo la superficie. El sea treck
es otra alternativa de buceo en Aruba, consistente en
caminar hasta 6 m de profundidad con un casco guiados
por un experto. Una forma indicada para aquellos que
no saben bucear pero que no quieren perderse las maravillas
de estos fondos: peces loro, esponjas tubo, corales
y pecios de todo tipo. Muchos lugares de buceo sólo
tienen entre 10 y 20 m de profundidad con una visibilidad
de 30 m, que llega a mantenerse constante incluso a
profundidades de 90 m.
La mayor parte de los lugares de buceo se encuentran
a lo largo de las protegidas costas del oeste y el sur
de la isla, a poca distancia de los hoteles de Palm
Beach. Rayas, morenas, mantas, barracudas y atunes estarán
esperándonos en esta agua.
A
poca profundidad
La isla está rodeada de una larga meseta arenosa
de poca profundidad por lo que se aconseja utilizar
el barco para acceder a los arrecifes que rodean la
costa y a los innumerables pecios que se encuentran
reposando entre ellos. Entre ellos destacamos los restos
del carguero alemán Antilla, el naufragio buceable
más grande del Carible, con más de 120
m de eslora. Localmente se le conoce como el barco
fantasma y descansa sobre un fondo a 18 m de profundidad
con una estructura poblada por diversidad de organismos:
enormes esponjas tubo, formaciones de coral, langostas,
peces ángel de cola amarilla. Es un pecio que
se presta a realizar alguna inmersión nocturna
por la escasa profundidad y la ausencia de corrientes.
El Pedernales, a 10 m de profundidad, es un buque tanque
torpedeado por los alemanes, y sus grandes restos esparcidos
entre las formaciones coralinas es el paraíso
para buceadores principiantes que disfrutarán
con peces loro, pargos, y cardúmenes de peces
plateados. Algo parecido sucede en el arrecife de la
Bahía, con profundidades que oscilan entre los
10 y 25 m donde el buceador poco experimentado podrá
deleitarse con corales cerebro y esponjas anaranjadas,
negras y azules. Otro tanto ocurre con el Arrecife Arashi
con profundidades de 10 a 12 m y abundante coral cerebro,
grandes corales estrella, peces loro y hermosos peces
ángel.
El Arrecife de la Isla Sonesta, en la costa sur, presenta
un fondo arenoso cubierto por gran cantidad de corales
cerebro. Cercano al mismo hay restos de dos aviones
hundidos. El más emblemático es el Sonesta
Airplane, avión confiscado por el gobierno por
contrabando de drogas y hundido sobre un fondo de 25
m gracias al empeño de varios centros de buceo.
Otro pecio es el Tugboat, a profundidades de entre 12
y 30 m, cayendo gradualmente, tiene formaciones de coral
cerebro, estrella y en ramas. Es un viejo remolcador
que da refugio a muchas morenas y que es muy visitado
por las rayas. Otros restos rodeados de coral son los
del Jane Sea Wreck de 65 m de longitud situados entre
10 y 25 m de profundidad. El California, a 15 m, está
cubierto de coral poblado de peces de arrecife, pero
sólo es recomendable visitarlo si se tiene cierta
experiencia dadas las corrientes y marejadas de la zona.
En el arrecife Malmok encontraremos senderos tapizados
con coral por donde discurren las mantas y en donde
habitan las langostas. Cantil es un arrecife con una
pronunciada caída donde nos encontraremos con
grandes meros, mantas, morenas y peces de arrecife.
El Arrecife Baby Beach es una buena opción para
el buceo de playa donde podremos observar coral, pulpos,
langostas y cangrejos. El Arrecife del Lago es uno de
los sitios más profundos de la isla (-38 m) en
los que encontraremos gorgonias, esponjas, grandes anémonas
y muchos peces.
Sabor
flamenco
Aruba es una miscelánea cultural de más
de 40 etnias diferentes. Su idioma oficial es el Holandés
y el papiamento (mezcla de holandés, español,
inglés, francés, portugués, diferentes
lenguajes africanos e indio arawak). Sin embargo, un
elevado número de habitantes habla inglés
y español. Oranjestad, la capital, tiene aroma
de caribe holandés. Sus casitas perfectamente
ordenadas y pintadas en color pastel no dejan lugar
a dudas. Tiene un clima apartado de la ruta de los huracanes,
con 28º C de media. Su interior es rocoso, con
excavaciones indígenas, minas de oro abandonadas,
cuevas llenas de historia como la de Guadirikiri, con
dibujos indígenas, y formaciones rocosas como
Ayo y Casibari, antiguas viviendas conocidas como cunucus.
También encontraremos colinas como Jamanota,
fuentes naturales como Hoffi Fontein, gigantescos cactus
y el símbolo de la isla: los dividivi o watapana
(en papiamento), árboles de centenarios troncos
retorcidos que miran siempre hacia el oeste esculpidos
por el viento y que parecen troncos abandonados por
la marea que milagrosamente han brotado para darnos
el frescor de su sombra en medio de las ardientes arenas.
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