TEXTO & FOTOS: Chano Montelongo


TURISMO INTERNACIONAL
El "circo" beduino del Blue Hole
 


El mítico Blue Hole, el agujero sin fondo de Dahab que tantas vidas se ha cobrado y que durante tres décadas ha sido la pesadilla de muchos amantes del buceo profundo, ha terminado por convertirse en un burdo mercadillo beduino en el que se venden souvenirs junto a las lápidas y epitafios de aquellos que nunca encontraron la salida al Mar Rojo. Diariamente, en torno a la ensenada donde se abre esta profunda sima que se pierde en el abismo azul en pleno arrecife de coral, cientos de familias de niños, padres y abuelos, acuden a chapotear en el interior del temido Blue Hole como si de una piscina pública se tratara. Del Blue Hole, ya sólo queda el mito. Sin embargo, el verdadero paraíso submarino de Dahab, el pueblo beduino del desierto del Sinaí, sigue estando unos kilómetros más al norte, en el área protegida de Ras Abu Gallum, una zona sólo accesible en camello y cuyas playas albergan los arrecifes coralinos más vírgenes e intactos del Golfo de Áqaba. Es una aventura a lo Lawrence de Arabia.

Aunque la "maldición de Dahab" aún persiste y su profundo Blue Hole (Agujero Azul) sigue siendo el mayor punto negro del buceo del mundo, se puede decir que lo que más subsiste en este pequeño punto del Desierto del Sinaí, a orillas del Mar Rojo, es el mito... Y hay que tener en cuenta que, un mito bien alimentado es, sin duda, un fructífero negocio.
En torno a este agujero sin fondo, que en los últimos 30 años se ha cobrado la vida de decenas y decenas de buceadores, hoy se ha creado un "circo" (con zoco beduino incluido) en el que no sólo operan los 65 centros de buceo de Dahab (una ciudad con tan sólo 1.000 habitantes) y varias decenas más de operadores de la vecina Sharm el Sheik, sino que es el campo de operaciones de numerosos vendedores ambulantes de souvenirs y de auténticos beduinos que ofrecen sus camellos para pasear por la playa. Los chiringuitos al estilo jaima se han adueñado de toda la ensenada y las hamacas y tumbonas llegan hasta el mismo borde del arrecife. La enorme boca del Blue Hole (sobre la que hasta han instalado escaleras y pequeños pantalanes) se ha convertido en una especie de piscina del Parque Sindical, donde, a diario, cientos de niños, padres y abuelos provistos de flotadores y chalecos salvavidas, chapotean, gritan y pisan sin disimulo el coral del arrecife, sin ningún tipo de respeto por los cadáveres de buceadores que aún yacen en el fondo de ese abismo y ajenos a los dramáticos sucesos que se han vivido y se siguen viviendo en el legendario Blue Hole de Dahab.
Pero vayamos por partes y respetemos las premisas del periodismo, las cinco "W": "what", "where", "when", "who" y "why" (qué, donde, cuando, quien y porqué)... La ciudad de Dahab está situada en la costa del Mar Rojo, dentro de esa lengua de agua que se conoce como el Golfo de Áqaba, a unos 100 km al norte de Sharm el Sheik, localidad de la que parte la mayoría de los cruceros de buceo que cubre la llamada Ruta Norte del Mar Rojo. La palabra "dahab" significa "oro" en árabe y ése fue el nombre que los habitantes de esta región del Desierto del Sinaí, al final del lecho del río seco de Nasab, le dieron a esta zona haciendo referencia al color brillante de la arena de su costa. Los beduinos se establecieron hace algún tiempo aquí, alrededor de un pequeño oasis que fue el origen del pueblo. El escenario del Sinaí, marcado por la desolación de una tierra árida, famosa porque en ella sucedieron dramáticos acontecimientos bíblicos (la huida de Moisés con su pueblo durante 40 años), contrasta con la explosión de vida y color que oculta el Mar Rojo en sus costas: los malvas y rosas del coral, los destellos de los anthias naranjas y, bajo todo esto, el profundo azul.

Hippyes, drogas y leyendas
Esta riqueza y belleza de sus aguas atrajo, allá por los años 70, a los primeros buceadores, aventureros más bien, que se empezaron a instalar en campamentos en el entorno de Dahab y Assalah, el otro núcleo de población de la zona (separados por tan sólo tres kilómetros). Se creo una atmósfera bohemia y típicamente hippye en la que las drogas estaban presentes. La peculiaridad de este lugar es que cualquier punto de la costa es bueno para sumergirse. Tras una entrada de playa sencilla, a apenas cinco metros, empieza el arrecife que alberga una interesante biodiversidad, con más de 400 corales diferentes que se caracterizan por su enorme regeneración. Sin embargo, Dahab no se hizo famoso por su biodiversidad, sino por la existencia del Blue Hole, localizado a 6 km. al norte de Dahab. Se trata de un enorme agujero de unos 70 m. de diámetro situado en medio de un arrecife coralino y al borde de la orilla de la playa. El agujero llega hasta los 120 m. de profundidad y en sus paredes no hay realmente nada interesante que ver. Sin embargo, la inmersión cuenta con unas características especiales que la hacen muy atractiva para los buceadores de profundidad, ya que en la pared opuesta a la costa, sobre los 56-60 m. de profundidad se abre un paso natural al exterior del arrecife, al mar abierto. La visibilidad de las cristalinas aguas anima a intentar superar este reto y muchos buceadores, desde entonces, se han lanzado a la aventura en este abismo. Sin embargo, no todos consiguen el objetivo. Todos los años, algún buceador muere intentando encontrar la salida al mar. Si los efectos de las drogas en los buzos pudieron ser la causa de muchos accidentes en el pasado, hoy lo es la falta de experiencia y preparación. En la década de los 80 murieron decenas de ellos. En los 90, las restricciones y el control del Gobierno egipcio consiguió frenar las cifras de accidentes, pero con la llegada del nuevo milenio, otra vez han empezado a registrarse sucesos mortales en este agujero traicionero. En 2007, uno de los peores años que se recuerdan, murieron entre 6 y 8 buceadores (las cifras no son exactas debido a la opacidad de los datos facilitados por las autoridades locales). Hoy, los centros de buceo, muestran el Blue Hole a sus clientes, simplemente, paseándoles por su superficie y desarrollando la inmersión en la cara externa de él o, también, iniciado el buceo en la conocida como The Bells, un espectacular y profundo surco en el arrecife que llega hasta los 30 m de profundidad, para terminar subiendo por la pared externa del Blue Hole.

The Canyon
Muy cerca de aquí también se encuentra otra inmersión mítica: The Canyon, un buceo típico de galerías y túneles cuya profundidad supera los 40 m. Y entorno a estos lugares legendarios para el mundo del buceo, con los años, se ha creado una industria turística difícil de describir y, probablemente, sin parangón en ningún otro lugar del mundo. Los buceadores, en temporada alta, se pueden contar por cientos cada día, incluso pueden llegar al millar, concentrándose, al borde de la playa, en los accesos a los puntos de buceo, hasta 50 buzos a la vez, intentando encontrar un hueco por donde introducirse en el Mar Rojo. En tierra, vendedores ambulantes, beduinos y oprtunistas hacen su agosto alquilando o vendiendo de todo. Los curiosos también acuden aquí para ver las decenas de lápidas y epitafios de buceadores muertos situadas al borde del Blue Hole (sólo el 5% de las que existen, ya que el resto están bajo el agua, incrustadas en la pared del arrecife). Un infierno en lo que el morbo está muy por encima del respeto a los buzos caídos.

El verdadero paraíso beduino
Más al norte, en el área protegida de Ras Abu Gallum, el Mar Rojo muestra su esplendor. Un lugar sólo accesible en camello en el que se encuentra un pequeño poblado beduino en el que sus habitantes viven hoy de los turistas que se acercan por allí y... por el tráfico de drogas (eso es lo que se dice). Aunque no es una expedición muy solicitada por allí, ya que el perfil del buceador que se acerca a Dahab suele ser el del "buceo fácil", con hotel y con zona de marcha para las noches (alemanes, ingleses, austriacos y rusos), cualquier centro de buceo puede organizarlo. Se monta todo el equipo de inmersión, botellas incluidas, en los camellos y se recorre la costa subidos a sus chepas hasta este lugar. Si se quiere quedarse a dormir, bajo un chamizo y en un entorno beduino auténtico, los camellos, todos los días, traerán las botellas de aire que se necesiten para las inmersiones. Abu Gallum es otra historia. Aquí, en inmersiones como Salahs Place, Red Tooth Trigger Bay o Ras Mamlah uno puede ver el Mar Rojo en toda su plenitud, con arrecifes de coral completamente vírgenes e intactos, verdaderos jardines multicolor que colonizan hasta el último centímetro del fondo marino y donde la biodiversidad es apabullante. Los anthias anaranjados llegan a ocultar el sol, los peces payasos, haciendo guardia en sus respectivas anémonas están por todas partes..., hay tortugas y algún esporádico delfín que se acerca a la costa a curiosear... Esto es como una guardería infantil, donde se desconoce la malicia y lo único importante es la diversión. Los animales juegan constantemente y no ven en el ser humano una amenaza. A tan pocos kilómetros del infierno del Blue Hole existe el verdadero paraíso beduino, esperemos que por mucho tiempo... inshallah, que en árabe significa: "si Alá quiere"....

 

DATOS PRACTICOS

Como llegar: Desde Madrid y Barcelona hay vuelo directo a El Cairo. Allí hay que hacer un transbordo para volar hasta la ciudad de Sharm el Sheik. De allí hay que ir por carretera (unos 100 km) hasta Dahab.
Buceo: Hay, ni más ni menos, que 65 centros de buceo en Dahab, aunque uno de los más prestigiosos es Sinai Divers .La mayoría de las inmersiones son desde tierra, pudiéndose hacer entre dos y tres al día y una nocturna. También hay salidas en barco para acceder a puntos de buceo entre Sharm y Dahab. Es un clima subtropical y la temperatura del agua oscila de los 26-29ºC (de mayo a diciembre) a los 18-20ºC (enero-febrero).
Moneda: La libra egipcia (1 euro = 7 libras aprox.).
Electricidad: 220 voltios y enchufe de dos patas cilíndricas (como en España).
Uso horario: +1 hora con respecto a la península.

 

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