MEDICINA
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La tiritona es una alarma vibratoria
   
Las reacciones del cuerpo frente al frío son cruciales en el buceo dado que el agua marina es un medio favorable para la pérdida de calor.


Los humanos somos organismos homeotermos, cuya temperatura interna se mantiene constante a 37ºC con independencia de la temperatura ambiente. La pérdida de calor dentro del agua es muy superior a la que se produce en cualquier ambiente seco, puesto que el calor específico del agua es 1000 veces mayor que el del aire y su conductividad térmica es 25 veces superior.


Los mecanismos de eliminación del calor humano son la convección (transferencia de calor contenido en una masa de gas o líquido por el movimiento de dichas masas), la conducción (transferencia de calor de un cuerpo más caliente a un cuerpo más frío), la evaporación, bien a través de la piel (sudoración) o bien a través de la respiración, la radiación (facultad de ganar calor absorbiéndolo o perderlo emitiéndolo) y la orina.

Dentro del agua cualquier movimiento del cuerpo aumenta la pérdida de calor por convección ya que se desplaza la capa de agua templada en contacto con nuestra superficie corporal y es sustituida por agua más fría. También la pérdida de calor por conducción es muy superior al aumento térmico por la realización de ejercicio. Así que, los buceadores conservarán mejor el calor cuanto menos se muevan durante la inmersión.

Nuestro cuerpo intenta compensar la pérdida de calor produciendo una serie de cambios fisiológicos sucesivos que los buceadores debemos reconocer:

* Reducción de la temperatura de las manos en los primeros 5 minutos de inmersión que se mantiene constante aproximadamente en la primera hora. Esto ocurre porque se deriva mayor cantidad de sangre hacia órganos vitales.
* Disminución del calibre de los vasos sanguíneos produciendo un aumento de la tensión arterial.
* Bradicardia (del griego, brad_s: lento y kardía : corazón) más acusada.
* Reducción del flujo sanguíneo coronario.
* Respiración ineficaz y entrecortada, con hiperventilaciones y alteraciones causadas por la disminución de la presión parcial del dióxido de carbono arterial.
* Disminución de la temperatura muscular y de la temperatura interna.
* Estremecimientos generales e involuntarios del cuerpo, cada vez más frecuentes e intensos conocidos coloquialmente como “tiritona”. Su aparición va a depender de la temperatura corporal interna baja y del estímulo periférico. Aparecen al rato de descender la temperatura por debajo de la temperatura considerada crítica. No hay que confundirlos con los escalofríos experimentados inmediatamente tras sumergirnos en un agua fría.
* Aumento del metabolismo con el fin de incrementar el calor corporal, y por lo tanto, se produce un mayor gasto de oxígeno.
* Espesamiento de la sangre por una extravasación del suero a los tejidos.

Si la temperatura central del cuerpo desciende a 35ºC, la persona se sentirá irritada y presentará muchos temblores. Entre los 30ºC y los 35ºC aparecen síntomas de entumecimiento, sueño y falta de coordinación motora. La fase se denomina crítica cuando se alcanzan temperaturas internas entre los 30ºC y los 25ºC puesto que surgen severos problemas cardiacos e inconsciencia. Los signos a menores temperaturas se han estudiado en animales. En cualquier caso, con temperaturas de 22-23ºC, la muerte es inminente.
La utilización de los trajes de buceo es esencial para el mantenimiento de la temperatura corporal bajo el agua. La cabeza es una de las regiones que se considera vital en la regulación de la temperatura; las pérdidas de temperatura a través de ella es considerable puesto ya que no se puede reducir la irrigación del cerebro en ninguna circunstancia.
Como hemos visto, tiritar supone un claro aviso de nuestro organismos de que empieza a no resistir la pérdida de calor. Si llegamos a este punto debemos dar por terminada la inmersión aunque llevemos pocos minutos en el agua. Y si somos una persona muy friolera, se puede recurrir al uso de traje seco incluso en verano.

 



















 
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