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MEDICINA
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TEXTO
Y FOTOS: |
El
desafortunado tirón de orejas |
El
tímpano puede ser el peor enemigo del buceador |
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Una de las fases más
importantes durante la revisión médica para
la práctica del submarinismo es la exploración
de oído, pues dependiendo de su estado puede determinarse
que podamos o no bucear, ya sea de una manera transitoria
o permanente.
Se trata de una exploración sencilla e indolora mediante
un otoscopio, que no es más que un instrumento dotado
de una lupa y una luz para poder observar el conducto externo
y la membrana timpánica, la cual separa el oído
externo del oído medio.
El conducto externo debe estar libre de cualquier tapón
de cerumen que dificulte la maniobra de Valsava (compensar
la presión existente a ambos lados del tímpano
soplando por la nariz mientras la apretamos con los dedos).
El médico prestará especial atención
al estado del tímpano, comprobando su integridad, forma
y color. Un tímpano sano debe presentarse como una
membrana tersa, translúcida, de color amarillento y
con una ligera forma de embudo. Se suele decir que un tímpano
sano debe tener el aspecto de una piel de tambor.
El tímpano se puede ver afectado por perforaciones
u otitis. En el caso de las perforaciones o laceraciones timpánicas
se puede apreciar una discontinuidad en la membrana. Dependiendo
de la localización y extensión del daño,
una perforación timpánica puede alejarnos temporal
o definitivamente del buceo. Sobra decir que, cuando se tiene
el tímpano perforado está terminantemente prohibido
bucear.
Durante una inmersión es muy fácil evitar esta
agresión del tímpano. Basta con compensar continuamente
cuando se baja. Debemos tener presente, que cada vez que nos
duele un poco el oído cuando descendemos, es la señal
de que estamos provocando un pequeño barotrauma sobre
el tímpano. Por lo tanto, es aconsejable compensar
al menos, en cuanto notemos la menor presión sobre
nuestros tímpanos, antes de que esa sensación
de presión se transforme en una molestia, y no digamos
ya, en un dolor.
El tímpano de los buceadores con muchas horas de inmersión,
por ejemplo instructores guías submarinos y buzos profesionales,
pierde su brillo nacarado y se muestra con un aspecto menos
terso.
Durante la otoscopia, el tímpano también puede
desenmascararnos una inflamación o infección
del oído medio, es decir, una otitis. Si se muestra
de otro color, por ejemplo, con zonas enrojecidas; o con un
cambio de forma, por ejemplo, abombado, son señales
casi inequívocas de que estamos padeciendo una otitis.
Tanto los síntomas del paciente como los signos que
observará el médico, determinarán la
gravedad de la lesión y el tratamiento a llevar. Pero
siempre, como primera medida, se deberá dejar de bucear
hasta la curación total.
Otro tipo de patologías que pueden afectar al oído
son las sinusitis y los simples resfriados. Tanto en una como
en otra, se puede producir gran cantidad de secreción
mucosa e irritación del epitelio de las trompas de
Eustaquio (conductos que conectan la cavidad oral con el oído),
impidiendo que la maniobra de Valsalva tenga su efecto. Por
lo tanto, no se debe bucear si estamos demasiado congestionados.
También se desaconseja engañar al organismo
aplicándose en las fosas nasales un anticongestivo,
pues su efecto puede pasar durante la inmersión
Para finalizar, recordemos una vez más que esta fina
membrana de apenas un centímetro de diámetro,
puede obligarnos a estar en el dique seco. Así que,
¡cuidémosla!.
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