MEDICINA
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Patología ocular y el buceo
 
 

La vista es, si cabe, el sentido que más tememos perder. El buceador con alguna dolencia ocular, incluso leve, no deja de estar preocupado: ¿estará perjudicando a mi ojo el que siga buceando?.
Partimos de la base de que buceamos con gafas, pues sin ellas veríamos completamente desenfocado. Solo un miope con muchas dioptrías, unas 42, vería bien debajo del agua sin gafas de bucear y sin lentillas, siempre y cuando su retina no estuviese deteriorada. Y ya que hemos mencionado a los miopes, empecemos por ellos, pues además son el 21% de la población española.
MIOPIA: quitando el caso hipotético del miope 42D, los miopes tienen que llevar un cristal corrector, ya sea en forma de lente de contacto o de cristales graduados en las mismas gafas de bucear. En caso de usar lentillas, es mejor que sean blandas; las duras y las rígidas permeables al gas pueden provocar dolor y visión borrosa durante y después de la inmersión. Esto se debe a las microburbujas que se crean entre la córnea y la lentilla.
Los miopes altos tienen mucho temor a sufrir un desprendimiento de retina, en principio, el bucear no aumenta el riesgo de que se produzca esta patología; si se ha tenido ya uno, el submarinismo no está contraindicado siempre y cuando la retina haya quedado perfectamente adherida.
Hace más de dos décadas se extendió una práctica quirúrgica destinada a eliminar las gafas de miope. Se trata de la queratotomía radial. Se estima que tan sólo en España se han operado unas 10.000 personas. Esta técnica quirúrgica consiste en hacer unas incisiones en la córnea para que pierda curvatura y se aplane un poco. Hasta el momento, no se conoce ningún caso en el que se hayan abierto dichas incisiones por baraotraumatismo ocular durante la inmersión. Por lo tanto se puede afirmar que esta técnica quirúrgica es segura para el buceador miope; no obstante, es recomendable esperar entre tres y cuatro meses después de la intervención para dar tiempo a que cicatrice correctamente.
Desde hace solo un par de años se ha impuesto una nueva técnica de cirugía de la miopía mediante láser, denominada Lasik. Su éxito se debe tanto por su inocuidad como por el número de dioptrías que puede eliminar. También es segura para el buceador, incluso si se bucea a las pocas semanas de la intervención.

OJO SECO: A partir de los 45 años las glándulas lacrimales empiezan a producir menor cantidad de lágrimas. Siempre y cuando sea una leve disminución de la secreción no tiene porqué interferir en nuestra vida diaria. Sin embargo, en ocasiones la secreción lacrimal disminuye lo suficiente como para producir una dolencia, en general no grave, pero muy molesta: el ojo seco. Esta enfermedad se manifiesta como una conjuntivitis: sensación de arenilla, enrojecimiento, ardor, ganas de cerrar los ojos... Bucear no agrava el problema, es decir, no hace que la glándula lagrimal se atrofie más. Simplemente hay que tener la precaución de no irritar de más los ojos (abrirlos debajo del agua, no escurrir las gotitas que quedan entre las pestañas) para no agudizar los síntomas.

 

GLAUCOMA: A pesar de que el nombre de la enfermedad termine en “oma”, nose trata de un tumor ocular, sino de la presión o tensión alta en el ojo. De no poner remedio se termina perdiendo la visión de forma irrecuperable. Como el tratamiento del glaucoma va desde gotas a intervención quirúrgica, pasando por disparos con láser, deberá ser el oftalmólogo el que evalué en cada caso si es arriesgado o no practicar el submarinismo, aunque en principio no es dañino.

CATARATAS: Cuando el cristalino de un sujeto pierde su transparencia, se dice que tiene cataratas. Esta enfermedad se soluciona extrayendo el cristalino opaco. Un paciente operado de cataratas, se le haya implantado lente intraocular o no, puede bucear sin problemas en cuanto su oftalmólogo le dé el alta definitiva, que suele ser a los tres meses dependiendo de la técnica empleada.

DIABETES:Alrededor de un 4% de los españoles padecen algún tipo de diabetes. La complicación oftalmológica más grave que puede sufrir un diabético es la retinopatía diabética, siendo en la actualidad la primera causa de ceguera en España. Un buceador diabético debe consultar con su diabetólogo y su oftalmólogo su caso concreto, pues el frío, el estrés, la ansiedad y el ejercicio intenso pueden provocar peligrosas descompensaciones de glucosa en sangre, lo que a la larga provoca la tan temida retinopatía diabética.
No siempre es la práctica del submarinismo lo que puede agravar una afección que ya padezcamos. Es posible que sea el propio buceo el que provoque alguna dolencia. Hay veces que al hacer grandes esfuerzos o al economizar aire se produce una falta de riego que causa pérdida de parte del campo visual, acompañada de dolor de cabeza a los pocos minutos. Este cuadro no suele durar más allá de media hora, y remite sin secuelas. También podemos sufrir una enfermedad descompresiva ocular por hacer ascensos rápidos o saltarnos las paradas de descompresión. Si bien, un ataque de descompresión que afecte al ojo es bastante raro, puede darse, confundiéndose alguno de sus síntomas con el inocuo caso anterior. En el caso de que se trate de una enfermedad descompresiva ocular pueden aparecer todos o algunos de estos síntomas: visión doble, visión borrosa, visión anulada en alguna zona, temblor de ojos y dolor ocular. Ante la duda, conviene respirar oxigeno hasta que nos explore un médico especialista en medicina hiperbárica.
Como se ha podido comprobar, la mayoría de las afecciones oculares más frecuentes no impiden bucear; pero conviene recordar que cada paciente es único, por lo que generalizar no siempre es bueno





 
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