Si
ya en condiciones normales el alcohol y las drogas producen
alteraciones del estado mental y físico del individuo,
los riesgos de accidente se incrementan vertiginosamente en
el caso de buceadores que practican submarinismo habiendo
consumido alguna sustancia de este tipo antes de entrar en
el agua.
Las bebidas alcohólicas, como cañas y vinitos
durante las comidas, o las salidas de copas hasta
las tantas las noches anteriores al buceo, han adquirido un
importante carácter social y están incluidas
en nuestra vida cotidiana.
Existen una serie de efectos que tiene el alcohol sobre nuestro
organismo, que pueden potenciar y aumentar riesgos y accidentes
de buceo. Entre ellos destacan:
* Reducción de los niveles
de glucemia. La concentración de azúcar
en nuestro organismo disminuye y las células del tejido
nervioso, que sólo pueden utilizar azúcar en
forma de glucosa, no disponen de ella. Por esto, el alcohol
produce reducción de la capacidad de concentración.
* Diuresis. La pérdida
de líquidos produce fenómenos de deshidratación
que potencian los riesgos de padecer enfermedad descompresiva.
* Vasodilatación.
El alcohol produce dilatación de los vasos sanguíneos
favoreciendo la pérdida de calor del cuerpo, lo que
facilita la aparición de un cuadro de hipotermia.
* Vasoconstricción.
Al reducirse el diámetro de los vasos, se produce un
aumento en la presión arterial.
* Potencia los efectos de la
narcosis de nitrógeno. El buceador es más
susceptible a sufrir algún accidente por incapacidad
de percepción de situaciones o actos peligrosos.
Por lo tanto, la bebida y el buceo no son buenos aliados,
pero tampoco los son, por supuesto, los estimulantes, los
fármacos o las drogas. Aunque el presente
artículo no pretende hablar ni comentar todas y cada
una de las sustancias que nos podemos encontrar en el mercado,
si haremos mención a la cocaína, el cannabis,
y las pastillas o drogas de síntesis, por
ser drogas ilegales que cada día se encuentran más
introducidas en nuestras vidas.
La
cocaína, que se extrae del arbusto de la coca (Erythoxylum
coca), se puede tomar en forma de hojas de coca, en su estado
manufacturado, su alcaloide, o el subproducto crack, que se
consume fumado. La cocaína propiamente dicha es clorhidrato
de cocaína, y el crack es pasta a base de coca amalgamada
con bicarbonato sódico. En América del Sur el
consumo de sus hojas masticadas así como el empleo
de infusiones son costumbres muy antiguas, perfectamente toleradas
y legales. Sus propiedades, como evitar la fatiga y el cansancio,
eliminar el apetito, perder la sensación de frío
y actuar como anestésico, han tenido una gran utilidad
a lo largo de la historia, incluso los conquistadores españoles
la utilizaron para el control de los indios, puesto que trabajaban
mucho y apenas comían.
Los principales efectos de la cocaína son euforia,
inestabilidad emocional, grandiosidad, agitación, insomnio,
anorexia, hiperactividad motora y verbal, tendencia a la violencia
y deterioro en la capacidad de juicio. A nivel somático,
se eleva la frecuencia cardiaca, la presión arterial,
temperatura y la actividad muscular, también existe
una vasocontricción generalizada con la consecuente
palidez, dilatación de pupilas, sudoración y
temblor. En el consumo crónico, el que se realiza prácticamente
a diario y en dosis moderadas o altas, se produce un fenómeno
de tolerancia, lo que obliga a ir aumentando las dosis. Inclusive,
en un momento dado, la droga deja de producir los efectos
placenteros y se tiene que ir consumiendo cada vez más
para evitar el síndrome de abstinencia. La cocaína
produce un elevadísismo grado de dependencia psicológica
y menos dependencia física aunque las complicaciones,
síndromes y posibles intoxicacaciones asustan a cualquiera.
El cannabis es la segunda o tercera droga más utilizada,
y su uso ha superado ya todas las barreras y clases sociales,
a pesar de estar estadísticamente probado que el consumo
de cannabis conduce y predispone a la persona a experimentar
con otras sustancias. La planta responsable es Cannabis sativa,
planta anual que en condiciones favorables puede llegar a
medir más de 6 metros de altura. Todas las partes de
la planta contienen en mayor o menor medida los principios
activos denominados cannabinoles. Los tres derivados de la
planta son:
* Marihuana. Se prepara
con hojas secas y flores.
* Haschís. Se
prepara con la resina segregada de las hojas o hirviendo la
planta.
* Aceite de haschís.
Se prepara mediante la destilación de la planta en
disolventes orgánicos.
Los efectos del cannabis se controlan mejor si se fuma que
si se ingiere o se administra por vía endovenosa. Los
síntomas suelen aparecer a los 10-20 y
pueden durar entre 3 y 6 horas dependiendo de la vía
de administración. Exaltación de la psiquis,
tendencia a la risa fácil, y euforia son los síntomas
psíquicos más habituales, que pueden verse precedidos
de cierta ansiedad. También hay una alteración
en el sentido del tiempo, fuga de ideas, alteraciones de la
memoria y del juicio. A dosis elevadas, pánico, alucinaciones
y paranoias. Después de esta fase alegre, le sigue
una depresiva y de sueño. A nivel físico se
produce tos seca, taquicardia, aumento o disminución
de la presión arterial (dependiendo de la dosis), parestesias
en miembros, desorientación e incapacidad de concentración.
En los últimos años han ido surgiendo y comercializándose
toda una nueva serie de sustancias conocidas como drogas
de síntesis o de diseño. Existe sobre
ellas la falsa idea, tanto social como personal, que son de
una toxicidad mínima e incluso nula. Destacan principalmente
las de tipo anfetamínico, como el MDMA o éxtasis,
que fue sintetizada por primera vez en 1914 en Alemania para
eliminar la sensación de apetito; también fue
utilizada en psiquiatría en los años 70 en EEUU
para favorecer la comunicación, y en la actualidad
como droga desde el año 1983 aproximadamente. Los síntomas
generales son euforia, elevación del estado del ánimo,
satisfacción, empatía y cambios visuales que
no son realmente alucinaciones. En lo referente al potencial
como afrodisíaco existen opiniones contradictorias,
si bien es cierto que favorece la comunicación interpersonal.
A nivel físico produce elevación de la presión
arterial, aumento de la frecuencia cardiaca, visión
borrosa, ataxia, y anorexia. La dependencia de estas drogas
es de tipo fundamentalmente psicológico, por lo que
la abstinencia de las mismas no desencadena crisis muy severas.
Uno de los grandes problemas que se presenta en el diagnóstico
de una intoxicación de pastillas es que
los consumidores desconocen qué tipo de sustancia exactamente
es la que han ingerido.
¿Qué consecuencias pueden tener todas estas
sustancias en un medio como el agua que nos exige responsabilidad,
serenidad, autocontrol, capacidad de juicio, y técnica?.
La pregunta la dejamos sin respuesta a expensas de la reflexión
madura de cada uno.
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