En
la fotografía que ilustra esta página se puede
apreciar a primera vista nuestro dimorfismo sexual, pero otras
peculiaridades de la psicología, fisiología
y anatomía femenina, marcan otras diferencias a la
hora de la práctica del buceo.
ACTITUD PSICOLÓGICA:
Los varones son más propensos a aguantarse el miedo
o el malestar físico tanto por temor a los comentarios
de sus compañeros como por orgullo propio. Sin embargo,
las mujeres no tienen ningún problema a la hora de
comentar sus miedos o malestares. Por esto a ellas les es
más fácil cancelar una inmersión. Estas
actitudes son intrínsecas a la psicología de
cada uno de los sexos.
CONSUMO DE AIRE: La
menor capacidad pulmonar de la mujer hace que consuma menor
cantidad de aire que el hombre, por lo que la botella de aire
le durará más tiempo.
APNEA: Las mujeres
tienen, por unidad de volumen, menor cantidad de hemoglobina,
es decir, de la proteína transportadora de oxígeno.
En este sentido, si llegase el momento de hacer una apnea,
la mujer duraría menos sin respirar.
FUERZA
MUSCULAR: La menor masa muscular del sexo femenino
es una pequeña desventaja sin importancia si tenemos
en cuenta que bajo el agua el equipo no pesa. Sin embargo,
en buceos con fuertes corrientes, las mujeres si presentarían
cierta desventaja.
HIPERTERMIA: Las mujeres
cuentan con menor número de glándulas sudoríparas
por lo que resulta más fácil sufrir una acumulación
excesiva de calor. Conviene evitar ponerse la chaqueta y la
capucha hasta que no llegue el momento de tirarse al agua.
TEJIDO ADIPOSO: El
tejido adiposo presenta cinco veces más afinidad al
nitrógeno que los demás tejidos, y las mujeres
tienen, proporcionalmente, más grasa que el sexo opuesto.
Sin embargo, tras los últimos estudios los especialistas
coinciden en afirmar que la susceptibilidad a los accidentes
de descompresión no depende del sexo sino de las características
de cada persona. El sobrepeso y la obesidad sí aumentan
el riesgo de enfermedad descompresiva tanto en mujeres como
en hombre.
LA MENSTRUACIÓN:
Si la menstruación no conlleva trastornos físicos
y psíquicos de importancia, se puede bucear como cualquier
otro día del mes. Los tampones se pueden usar.
EL EMBARAZO: Se desconoce
el efecto de la presión sobre el feto, así como
la influencia que puede tener sobre él el cambio en
las presiones parciales de los gases que componen el aire
que respira la madre. No existen datos suficientes de mujeres
embarazadas que buceen, pero debido a las condiciones especiales
en las que se encuentra la mujer en estado y el terrible efecto
que tendría sobre el feto un caso de accidente de descompresión,
la práctica del submarinismo en estado de gestación
está contraindicada. Esto no quiere decir que si una
mujer se da cuenta de que ha estado buceando mientras desconocía
su estado de buena esperanza (cosa que ocurre a menudo en
el primer trimestre) deba preocuparse en exceso. Lo más
probable es que no le pase nada a su hijo.
PUERPERIO: Pues si,
la cuarentena después de un parto existe. Durante ese
tiempo la matriz está despojándose de los tejidos
que ya no le sirven y a su vez cicatrizando y volviendo a
sus dimensiones normales, así que las hemorragias continuan
durante casi mes y medio. Siempre que se quiera bucear durante
este periodo, se pueden utilizar tampones para la ocasión;
pero si se ha practicado una episiotomía (corte para
agrandar la apertura de la vagina) hay que esperar unas dos
semanas hasta que haya cicatrizado la herida por completo.
LACTANCIA: El buceo
en sí no disminuye ni la cantidad ni la calidad de
la leche que produce la madre. Es verdad que el estrés
físico excesivo sí que puede influir en la producción
de leche. Como lo normal no es hacer innumerables inmersiones
que nos lleven al agotamiento, se puede bucear perfectamente.
PROTESIS MAMARIAS: Cada
día es más frecuente implantarse prótesis
mamarias por motivos médicos o estéticos. Las
prótesis mamarias no imposibilitan la práctica
del buceo.
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