Una
de las ramas que en dermatología y cosmética
ha experimentado un desarrollo vertiginoso en los últimos
tiempos ha sido la micropigmentación o maquillaje
permanente. Es importante no confundir este tipo de técnica
con un tatuaje puesto que existen notables diferencias.
Es cierto que tiene que ver con la aplicación de
un pigmento dentro de la piel, pero aunque hablamos de maquillaje
permanente, en realidad su duración es de aproximadamente
dos años y medio. Dependiendo de la piel este periodo
puede prolongarse o acortarse. La palabra tatuaje es originaria
del término tahua que significa conforme
a las reglas del arte, y se remonta a las civilizaciones
y culturas antiguas. Los primeros tatuajes médicos
e injertos de piel se realizan en el año 1.944 y
es en los años 70 cuando la técnica de micropigmentación
comienza a ser utilizada como cirugía cosmética
y donde avanza con fuerza entre las mujeres como opción
para estar siempre perfecta. Ante todo, tenemos con esta
técnica, un arma de belleza duradera. Aunque la técnica
es muy parecida a la que se utiliza en los tatuajes, una
de las diferencias esenciales es, como ya hemos comentado
con anterioridad, su duración. La técnica
de micropigmentación es un maquillaje duradero, pero
no definitivo, puesto que su implantación se realiza
subepidérmicamente y no intraepidérmicamente.
En los tatuajes además se utilizan pigmentos fuertes
y con alto contenido en plomo, mientras que en el maquillaje
permanente los pigmentos son de origen vegetal o mineral,
y no contienen plomo. Los pigmentos de origen vegetal están
hechos con resinas naturales diluidos en agua destilada,
mientras que los pigmentos de origen mineral están
hechos con óxidos diluidos en una solución
de alcohol y agua destilada. Los pigmentos de origen mineral
son más espesos, y por tanto, más duraderos.
El uso de uno u otro depende en gran parte del tiempo que
queramos que permanezca la pigmentación. La micropigmentación
es una técnica prácticamente indolora. Se
lleva a cabo con anestesia local infiltrada o con anestesia
tópica. Esta última es la más utilizada
puesto que se logra bloquear el dolor sin tener que inyectar.
Las cejas, los ojos y los labios son los sitios más
usuales para realizarlo, aunque sólo se aconseja
la practicar en los labios en el caso de tener una cicatriz,
o si hay que reconstruir alguna línea. Antes de su
realización, es importante medir la cara, es lo que
se conoce técnicamente como visagismo, y de esta
forma se garantiza el punto exacto donde irá el maquillaje
permanente. Aunque existen plantillas para varias pacientes
se recomienda no utilizarlas para personalizar la expresión.
El post-tratamiento es sencillo y rápido. Pueden
aparecer los ojos algo hinchados y delicados durante unas
horas, también un leve hematoma por la aplicación
de la anestesia, si es que fue inyectada.
En cualquier caso las recomendaciones son muy sencillas:
-No exponerse al sol durante al menos 10 días después
de la intervención.
-Evitar la exposición a cualquier objeto caliente
porque de lo contrario el trazado se tornará azul,
rojo o verde.
-Si el especialista te receta un antibiótico, cumple
con las pautas prescritas.
-Si se forma costra, no quitársela.
¿Quién dijo que el buceo y estar guapa
es incompatible?
Asesoramiento: Instituto Médico de Nutrición,
Cirugía y Estética de Madrid.
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