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MEDICINA
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TEXTO
Y FOTOS: |
Buceo
y embarazo |
Los
cambios físicos y de metabolismo en la mujer embarazada, desaconsejan
la práctica del buceo durante la gestación |
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Aunque en toda mujer
embarazada se desencadenan una serie de cambios fisiológicos
que las prepara para la viabilidad del ser que se desarrolla
en su útero, no todas padecen sus consecuencias con
la misma intensidad. Raro es el caso de la mujer que sólo
nota que está embarazada porque tras la amenorrea (falta
de menstruación) le va creciendo el vientre a lo largo
de los meses. Por lo general, siempre tienen algún
síntoma que les recuerda constantemente su nuevo estado
de gestantes.
Algunos de estos síntomas no le impedirían bucear,
por ejemplo, las frecuentes ganas de orinar, la agudización
del sentido del olfato, el cambio del sentido del gusto, el
aumento de la pigmentación del pezón, cabellos
y piel, el estreñimiento, el malestar de espalda o
incluso el ardor de estómago.
Sin embargo, hay otros síntomas que por ser más
molestos no la predispondrían a bucear. En este grupo
incluimos las náuseas, vómitos, un gran cansancio,
pesadez de estómago, irritabilidad de los pezones con
el frío y el roze, y los calambres en las piernas.
Independientemente de si la mujer se encuentra perfectamente
o sufriendo algunos o todo tipo de síntomas, desde
el primer momento de la concepción su organismo sufre
tales cambios que es imposible asegurar que se comportará
igual en condiciones de inmersión. Por ejemplo:
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1. Aceleración del metabolismo entre un 10%
y un 25% más de lo normal.
2. La frecuencia de la respiración aumenta
para oxigenar al feto y retirar su CO2.
3. El volumen total de sangre aumenta, utilizándose
el 27% para la placenta.
4. El corazón trabaja el doble para bombear
la sangre suficiente a los órganos y tejidos
que aumentan su demanda; por ejemplo, el útero
y la piel la duplican, y los riñones requieren
un 25% más de lo habitual.
5. Aumentan progresivamente los depósitos de
grasas. De todos es sabido la alta velocidad de saturación
por nitrógeno que presenta el tejido adiposo,
con el consiguiente aumento de riesgo de enfermedad
descompresiva.
No se puede asegurar que las tablas de descompresión
sean totalmente válidas en esta nueva situación,
máxime cuando no existen estudios profundos
del efecto del buceo en mujeres embarazadas.
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Si bien el buceo en la mujer gestante podría
ocasionar algún problema, el ser que lleva
en su interior no está libre de verse afectado.
Los fetos son muy sensibles al oxígeno, por
lo que no se sabe qué efecto tóxico
pudiera tener el aire hiperbárico que respira
la madre en la inmersión.
Así mismo, durante la descompresión
se pueden producir burbujas en la placenta, dificultando
o interrumpiendo el intercambio gaseoso madre-hijo.
Aunque el submarinismo está totalmente contraindicado
durante la gestación, es frecuente bucear en
las primeras fases del embarazo hasta que la buceadora
se da cuenta de que está en cinta. Para tranquilidad
de las futuras madres que sí bucearon, no se
observa un incremento de abortos o malformaciones
en el feto con respecto a las mujeres que no bucearon.
Más avanzado el embarazo, no hay datos suficientes,
pues por precaución, la mayoría de los
médicos y gestantes deciden que ya habrá
otro momento para bucear.
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