MEDICINA
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Bucea sólo si compensa
Maniobras de compensación o cómo evitar los traumatismos timpánicos
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Un buceador al sumergirse experimenta en su organismo un gran incremento de presión, del orden de 1 atmósfera cada 10m de profundidad. En el medio terrestre, las variaciones de presión se realizan muy suavemente, así, comparando, para que un buceador aumente media atmósfera la presión que le rodea sólo necesita zambullirse a 5 metros de profundidad, en cambio, para que disminuya esa misma cantidad, media atmósfera, es necesario que ascienda a una altitud de 5.000m sobre el nivel del mar.
Debido a que nuestro cuerpo no está concebido para soportar estos cambios, se pueden llegar a experimentar lesiones y daños producidos por el incremento de presión si no se toman las medidas adecuadas. Se conocen con el nombre de barotraumatismos, y afectan principalmente a todas aquellas partes de nuestro cuerpo que contengan aire en su interior como oídos, senos nasales, pulmones, etc.

De todas estas regiones, la que más afecta a los buceadores es el oído. Aunque el oído medio básicamente tenga un volumen de aire de aproximadamente 4 cm3, es suficiente para que al ascender y descender, y por los cambios de volumen asociados, se produzca una excesiva deformación de la membrana timpánica e inclusive pueda perforarla. Además de precauciones y consejos para prevenir lesiones, como nunca bucear resfriado, con tapones o no utilizar fármacos descongestionantes puesto que sus efectos podrían desaparecer durante la inmersión, existen una serie de técnicas que permiten equilibrar la presión entre el oído medio y la presión ambiente exterior. Son denominadas técnicas de compensación y previenen las lesiones por cambios de presión aunque no solamente se utilizan en el medio subacuático.
Encontramos hasta 12 maniobras distintas que se pueden agrupar en tres grandes grupos:

1. De “nivelación” o “igualación”.
2. De “presurización”.
3. Maniobras combinadas.

Del primer grupo no todas ellas son efectivas para los buceadores, pero es importante su conocimiento para aplicarlas en cualquier otra situación de nuestra vida cotidiana. Abren simplemente la Trompa de Eustaquio, y no sirven para personas con problemas habituales para compensar, ni se recomiendan a principiantes. Algunas de ellas son el bostezo, la deglución, el empuje de la mandíbula hacia delante con la boca abierta (parecido a la práctica de algunos fumadores cuando realizan anillos de humo), y los movimientos o sacudidas de la cabeza a un lado y al otro. Destacamos también la Maniobra de Delonca (Apertura Tubárica Voluntaria o A.T.V). Esta maniobra de difícil ejecución y que sólo el 50% de los buceadores es capaz de realizar, requiere aprendizaje y práctica. Su complejidad radica en la intervención de unos músculos denominados peristalfilinos, que son de acción semivoluntaria. Las personas que nacen con la habilidad de mover las orejas, suelen realizar la maniobra sin dificultad.

Las técnicas de presurización (maniobra de Valsalva, maniobra de Toynbee, y maniobra de Frenzel) están basadas en la inyección de aire en el oído medio a través de la Trompa de Eustaquio.
La maniobra de Valsalva, descubierta por Antonio María Valsalva (1666-1726), se emplea con asiduidad en el buceo y no está exenta de riesgos. Se basa en los siguientes pasos: pinzamiento de la nariz con los dedos, boca cerrada con la lengua pegada al paladar, contracción de los músculos abdominales y diafragma, soplido “intentando” expulsar el aire vía nariz, y consecuente chasquido en ambos oídos. Algunos riesgos que se deben conocer son los siguientes:

* Nunca se debe realizar durante el ascenso porque puede producir un barotraumatismo explosivo.
* Un esfuerzo excesivo puede provocar un aumento en la presión intratorácica. Como consecuencia se produce una disminución en el retorno venoso, una disminución en la tensión arterial, y un descenso de la irrigación cerebral con la posibilidad de perder el conocimiento.
La maniobra de Joseph Toynbee, es de fácil ejecución, y sólo se realiza durante el ascenso a superficie, consiste en pinzarse la nariz y deglutir. Más que una técnica de presurización por tanto, podría denominarse de despresurización puesto que el aire pasa en este caso de la Trompa de Eustaquio a la región nasofaringea, es decir, en el recorrido inverso. Normalmente la compensación durante el ascenso se realiza de forma espontánea por lo que rara vez será necesario su utilización.

El último grupo de técnicas de compensación se trata de maniobras combinadas entre las técnicas del grupo 1 y las técnicas del grupo 2: maniobra de Edmonds, maniobra de Lowry, y maniobras de “sacudida”.

En general, la capacidad de compensación se mejora con la práctica, la experiencia y el número de inmersiones. Sólo recordar que no hay que esperar a sentir molestias para compensar.


 

 

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