MEDICINA
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Gases incómodos
 

Siempre existe cierta cantidad de gases en el aparato digestivo. Una parte de los mismos se ingiere al mismo tiempo que los alimentos, con la saliva o voluntariamente (este fenómeno se llama aerofagia) y otra parte es producido durante el proceso de digestión. Una persona normal produce hasta 1.5 litros de gases que usualmente elimina por el recto en forma de ventosidades o flatos. Un exceso de ventosidades se denomina flatulencia.

La composición de estos gases es anhídrido carbónico, nitrógeno, oxígeno, hidrógeno y algunas veces metano. El mal olor ocasional del flato se debe a que algunas bacterias presentes en el intestino grueso producen gases que contienen azufre, como el anhídrido sulfúrico que huele a huevos podridos. La aerofagia se produce cuando se come y deglute muy rápidamente, se masca chicle o se beben bebidas gaseosas.

La ingestión de aire también puede ocurrir durante una inmersión con aire comprimido, ya que el buceador puede tragar pequeñas cantidades del aire destinado a sus pulmones. El exceso de aire acumulado en el estómago puede ser expulsado a base de eructos, el resto pasa al intestino delgado en donde es parcialmente absorbido. Si quedan burbujas de gas, estas se van desplazando con los movimientos intestinales llegando eventualmente al recto. A veces, estos gases producen unos ruidos llamados borborigmos. Un buceador que haya tragado aire a presión durante la inmersión puede notar intensas molestias en el ascenso, al producirse el conocido aumento de volumen cuando disminuye la presión ambiente.

Es muy improbable que estos bloqueos inversos sean peligrosos pues las burbujas de aire se van movilizando y acaban encontrando la vía de escape, sin embargo puede ser causa de dolores punzantes durante el regreso a superficie. Si el dolor se localiza en el lado izquierdo del colon, puede ser confundido con un dolor cardíaco y cuando se sitúa en el lado derecho, puede ser similar al de la apendicitis o al de los cálculos biliares por lo que entrañan un riesgo cierto si el buceador no mantiene la calma.

Para prevenir estos episodios se puede recomendar eliminar de la dieta los alimentos que producen muchos gases, como las bebidas gaseosas. Evitar comidas copiosas y muy grasas. Es difícil dar una pauta general ya que hay alimentos que no producen gases en unas personas y si lo hacen en otras, por lo que será la propia experiencia la que determinará la dieta más adecuada.

En cuanto a la medicación para contrarrestar la aerofagia, existen sustancias que no necesitan prescripción médica y que ayudan a reducir los síntomas. Algunas de ellas son antiácidos o productos con simeticona. También los comprimidos de carbón activo son muy eficaces cuando se ingieren antes de las comidas. Los buceadores con intestino irritable deben consultar con su médico que les recetará un medicamento gastrocinético (como la metoclopramida) o un antiespasmódico.

La mejor recomendación para el submarinista es reducir la cantidad de aire ingerido, comiendo y masticando lentamente, evitando mascar chicle o caramelos y por supuesto evitando tragar aire comprimido durante la inmersión.


 
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