El ahogamiento es la muerte provocada por la falta de respiración. Si ocurre en el agua se llama "sumersión". Se puede llegar a esta situación siempre que se interrumpa el paso del aire en las vías respiratorias. Comúnmente se distinguen dos tipos de ahogados: el azul y el blanco, aunque hoy en día se van imponiendo otro tipo de clasificaciones.
El ahogado azul es aquel que ha inhalado agua. El agua, al entrar en las vías respiratorias, provoca el encharcamiento de los pulmones. El ahogado adquiere un tono azulado porque se consume todo el oxígeno presente en la sangre. La inhalación de agua en inmersión puede estar provocada por distintas razones, por ejemplo, el arrebato irracional de un buceador en pánico. La salinidad del agua que entra en los pulmones condiciona también las probabilidades de supervivencia: en agua dulce, el agua que llega a los pulmones pasa a la sangre por difusión -al ser hipotónica respecto a la sangre- y aumenta el volumen de la sangre. El corazón se sobrecarga, se destruyen glóbulos rojos y, además de la asfixia, se desencadena un fallo cardiaco. En agua salada, al tratarse de un medio hipertónico, la situación se invierte y es la sangre la que tiende a pasar hacia los alvéolos. No se produce rotura de eritrocitos ni tampoco la hipervolemia, siendo mayor la probabilidad de reanimación y de supervivencia.
En el ahogado blanco no hay entrada de agua en los pulmones. Se produce la asfixia por el bloqueo de la vía aérea. La glotis se cierra de manera refleja -se produce lo que se conoce como laringoespasmo-. No se ve afectada la respiración sino la circulación sanguínea. La falta de riego provoca el empalidecimiento de la piel. Este tipo de espasmo de la glotis puede producirse tras un síncope o una pérdida de conciencia al bucear en aguas excesivamente frías, por comer o beber en exceso antes de la inmersión o por lanzarse al agua fría de manera brusca. Entre los buceadores, se da este tipo de ahogamiento en ataques de hiperoxia por el espasmo de la glotis durante la fase tónica. Si la victima es rescatada y recibe una reanimación cardiopulmonar inmediata, podemos hablar de un caso de semi-ahogamiento.
La asistencia a un buceador que presenta síntomas de ahogamiento -relajación muscular, boca entreabierta, cara amoratada, ausencia de pulso y respiración- debe ser rápida y estar encaminada a restablecer la respiración y el latido en caso de que falten. La probabilidad de sobrevivir si se actúa en el primer minuto es muy alta.
Los primeros auxilios ante un suceso de este tipo consisten en:
Abrir la vía aérea usando la maniobra frente-mentón e inspeccionando la boca que puede estar obstruida por un cuerpo extraño o porque la lengua se ha quedado hacia atrás tapando la glotis.
Practicar la respiración artificial para que llegue oxígeno al paciente.
Compresiones en el pecho. La RCP (reanimación cardiopulmonar) debe prolongarse hasta que se recuperen ambas funciones vitales.
Ante la posibilidad de encontrarnos ante un ahogamiento ya sea buceando, en la piscina o en la playa, cualquier persona debería recibir formación en primeros auxilios, una actuación a tiempo puede salvar una vida.
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