El gas es un estado de la materia en el que las moléculas no están cohesionadas y se mueven libremente. Por esta razón, el volumen de un gas varia de manera inversamente proporcional a la presión según establece la Ley de Boyle-Mariotte: Presión x Volumen = Constante.
Durante el buceo, estas variaciones de volumen también afectan al aire o al gas contenido en el cuerpo humano pudiendo provocar diversos barotraumatismos.
En relación con el aparato digestivo hay un episodio que se conoce como "cólico del escafandrista".
Una parte del contenido del interior del tubo digestivo es gas procedente de la fermentación de los alimentos y del aire que puede entrar durante la deglución.
Si durante una inmersión se producen abundantes gases abdominales, el buceador puede sentir molestias. Los gases se producen cuando el buceador esta en el fondo. Al ascender y disminuir la presión, el volumen del gas acumulado en nuestro aparato digestivo aumenta y, si no se expulsa, puede provocar dolor.
Lo mismo puede ocurrir si el buceador traga aire en el fondo. O incluso si traga agua y se altera el proceso digestivo creándose gran cantidad de gases.
Los síntomas varían desde una simple pesadez en el abdomen, un dolor abdominal más acusado acompañado de calambres e incluso, en casos más graves, un fuerte dolor tipo cólico. También se ha descrito, en casos excepcionales, un reflejo en el nervio vago -el que inerva, entre otros órganos, las vísceras- que provoca el desmayo del buceador.
Si el ascenso es excesivamente rápido podría ocurrir incluso una rotura de las vísceras huecas.
En casos leves, los síntomas desaparecen progresivamente y se pueden solucionar volviendo a descender y realizando un ascenso más lento.
Afortunadamente, ocurre con poca frecuencia y es más común en personas predispuestas a padecer aerofagia. La baja incidencia es debida a que las paredes del tubo digestivo son elásticas y a que existe una comunicación con el exterior, permitiendo la expansión del gas y su expulsión por la boca o por el ano.
Para prevenirlo se debe evitar la ingesta de alimentos o bebidas que provocan gases intestinales, no tragar aire durante la inmersión y realizar un ascenso controlado, subiendo despacio y expulsando el aire.
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