Una
“enfermedad rara” es toda aquella que afecta
a menos de 5 de cada 1.000 personas. Hasta el momento se
han identificado unas 6.000 enfermedades raras. En nuestro
país, aproximadamente 3 millones de personas sufren
alguna de estas enfermedades. En esta sección trataremos
una de ellas, la hipertensión pulmonar o HP.
Consiste en un estrechamiento progresivo de las arteriolas
pulmonares, las que llevan la sangre a los alvéolos
para que sea oxigenada. Esta condición provoca dificultades
en la circulación de la sangre con el consiguiente
aumento de presión arterial en la zona.
Al corazón le cuesta más esfuerzo distribuir
la sangre por los pulmones, su lado derecho se engrosa y
da lugar a los síntomas propios de la enfermedad:
cansancio al realizar actividades de la vida diaria, hinchazón
de piernas, mareos al hacer ejercicio, dificultad para respirar,
etc.
Su diagnostico presenta ciertas dificultades porque los
síntomas no son específicos de la HP. Además,
en las primeras fases, el paciente puede presentar un examen
físico normal o casi normal. Cuando se manifiesta,
el médico puede observar alguna de estas evidencias
al explorar al paciente: dilatación de las venas
del cuello, la sensación de tener el pulso en el
esternón, hígado o bazo inflamado, dificultad
para conseguir aire suficiente, color azulado en la piel
y los labios, ruidos respiratorios anormales. Puede confundirse
con otras enfermedades que afectan al corazón o a
los pulmones.
Cuando se desconoce la causa de la hipertensión pulmonar
se denomina primaria, se cree que puede tener un componente
genético. Si, por el contrario, se desencadena como
consecuencia de otra afección médica o del
uso de medicamentos se llama secundaria. Por ejemplo, puede
devenir tras haber sufrido un coágulo sanguíneo
en el pulmón, una neumopatía o una enfermedad
de las válvulas cardíacas.
La hipertensión arterial pulmonar primaria ocasiona
una limitación funcional importante a la persona
que la padece. En los últimos años se ha avanzado
en su conocimiento y existen tratamientos paliativos que
permiten mejorar la calidad de vida del paciente. En casos
extremos o cuando no ha dado resultado el tratamiento médico
se recurre al trasplante de pulmón.
Dada las dificultades que presenta su diagnostico, es posible
que los especialistas que emiten certificados médicos
de buceo no detecten esta afección en su fase temprana.
Sin embargo, supone una contraindicación absoluta
para la práctica del submarinismo.
Para saber más sobre esta enfermedad pueden consultar
la página web de la Fundación contra la Hipertensión
Pulmonar, www.fchp.es cuyo objetivo, además de ayudar
a enfermos y familiares, es dar a conocer la HP a la sociedad
y fomentar líneas de investigación que aun
son casi inexistentes en España.
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