¿Cómo definirías tu actividad profesional?
Fotógrafo submarino y
director de la librería de imágenes Magic Sea. También
trabajo con la agencia de Viajes de Buceo Abando Dive Travel en
labores de documentación gráfica, imagen y diseño
web. Es decir, mucho trabajo, viajes, buceo y fotos.
¿Cuándo supiste
que te dedicarías a esto?
A principios de los noventa supe que me dedicaría al submarinismo.
Estuve un tiempo trabajando como instructor en España,
Inglaterra y luego en el Caribe. Fue allí donde se empezaron
a publicar mis fotos y donde mi carrera empezó a enfocarse
hacia la imagen submarina.
¿Qué aporta la fotografía
submarina al mundo de la fotografía?
Complementa los 2/3 del planeta que las cámaras terrestres
no pueden fotografiar. La fotografía es un arte que abarca
muchísimas especialidades, tantas como actividades podamos
imaginar. La fotografía submarina abre una ventana a técnicas
y equipos muy diferentes a los utilizados habitualmente por otros
fotógrafos de naturaleza. Aún así hay ideas
comunes con las que experimentar dentro y fuera del agua, observando
las tendencias en las diferentes especialidades. Un fotógrafo
submarino puede aprender de un fotógrafo de pájaros
y viceversa.
¿Y al submarinismo?
Al submarinismo aporta muchísimo. Los aficionados al buceo
sólo pueden pasar unas pocas horas semanales (o anuales)
bajo el agua, el resto del tiempo se tienen que conformar con
las imágenes que sacan los fotógrafos. Desde la
enseñanza hasta el marketing del último regulador
o el artículo sobre el próximo destino donde viajaremos,
todo depende de la imagen submarina, de lo que nos cuenta el fotógrafo
con sus fotos.
Técnica,
arte y negocio ¿Cómo se combinan?
A un nivel profesional se sobreentiende que la técnica
fotográfica está controlada, es una herramienta
para realizar imágenes que pueden ser artísticas,
comerciales o ambas. Hay sujetos y situaciones que son especialmente
comerciales, que no pueden faltar en cualquier buena librería
de imágenes y que hay que ampliar constantemente. Las fotos
más artísticas suelen ser menos vendibles, pero
también tienen su mercado. Me produce más satisfacción
vender una de éstas para un salón particular que
no 50 fotos de peces para un libro de texto.
Luz, velocidad, ángulos,
oportunidad... y flotabilidad. ¡Eso sí que es difícil
de combinar!
La técnica de inmersión con o sin botella tiene
que estar totalmente superada. En la fotografía submarina
el buceo no es un fin, sino un medio para poder estar bajo el
agua. Con las horas de práctica y mucha experimentación
se consigue depurar la técnica fotográfica. Así
estaremos preparados cuando se presente la oportunidad, que es
lo más complicado de cuadrar. La Naturaleza es incontrolable
y siempre será la variable más difícil de
despejar.
¿Qué te resulta
más complicado, sacar una buena foto o venderla?
Hay fotos que tienen mucho trabajo detrás y apenas se venden,
y otras que fueron muy sencillas de tomar se venden muy fácilmente.
Las peticiones de los clientes son de lo más variadas y
hay que intentar anticiparse a las necesidades del sector. Mientras
unos buscan imágenes de buceadoras con la melena suelta,
otros necesitan fotos del apareamiento de una especie en particular.
La temática submarina es amplísima y hay que satisfacer
a todos.

¿Qué
importa más, la sensibilidad del material o la del fotógrafo?
Sin duda la del fotógrafo. El equipo es una herramienta
más a la que no doy demasiada importancia. Muchas de mis
fotos más vendidas se tomaron haciendo snorkel con cámaras
sencillas de un valor muy inferior al precio de venta de una de
las fotos que tomaron. Tanto en mi equipo de buceo como de fotografía
valoro su sencillez, funcionalidad, y robustez. Me gusta olvidarme
del material y concentrarme en observar lo que sucede a mi alrededor.
Además de fotógrafo
eres un gran viajero. ¿Qué lugar es el más
difícil de fotografiar?
Probablemente Cocos, hay mucha acción, corrientes, y se
trabaja profundo con lo que la falta de luz ambiental y tiempo
de fondo no ayuda. Complicado de fotografiar, pero muy divertido.
Sudáfrica también puede ser complicado por las condiciones
del mar, aunque lo encontré muy similar al Cantábrico,
al que estoy acostumbrado.
¿Y el más agradecido?
El Mar Rojo es muy cómodo para trabajar: aguas claras,
calientes (en verano), mucho colorido y abundancia de temas para
fotografiar. Cayman también ofrece condiciones muy favorables
durante todo el año.
¿Tienes alguna especie
preferida para fotografiar?
Últimamente me concentro en la medida de lo posible en
los escualos y cetáceos. Los grandes encuentros en el azul
son los que más me suben la adrenalina. También
me gusta mucho trabajar cerca de la superficie, una zona a menudo
ignorada y con mucho potencial para sacar provecho del comportamiento
de la luz al cambiar de medio.
Hay
muy buenos competidores ¿Cómo tratas ser genuino?
Es difícil no caer en clichés y acabar haciendo
lo que hace la mayoría. Busco ideas con las que experimentar
observando imágenes originales de otros fotógrafos,
analizo la técnica con la que fueron tomadas y la manera
de modificarla para aplicarla a otros sujetos. Y sobre todo, para
hacer algo diferente, hay que romper las reglas, olvidar lo que
dicen los textos y experimentar. Si te gusta el resultado, es
válido; venderlo es otro tema...
¿Qué valoración te merecen los concursos
fotográficos?
En su día me presenté a varios con buenos resultados
y varios primeros puestos. Suelo hacer un seguimiento de las fotos
presentadas y las ganadoras, y casi nunca estoy de acuerdo con
el resultado. A menudo se valoran patrones muy vistos y se considera
poco la originalidad. Profesionalmente prefiero invertir el tiempo
en mantener la relación personal con mis clientes y explorando
nuevas vías que mandando fotos a concursos. Aunque de vez
en cuado todavía me animo a mandar alguna foto que me gusta
personalmente si veo que el jurado puede tener un criterio suficientemente
formado y si me gustan las fotos ganadoras de ediciones anteriores.
Competitividad y arte parece que
vayan reñidas...
Sí, las limitaciones de tiempo, condiciones y escenario
que se dan en los campeonatos no favorecen la inspiración.
Hay días que simplemente no te apetece sacar fotos y otros
que no puedes parar el dedo. Prefiero trabajar por libre e independientemente;
en el agua cuanto menos gente, mejor.
Los campeonatos podrían ser una buena ocasión para
concentrarse e intercambiar ideas, comentar material, etc. También
puede ser muy positivo desde el punto de vista del aprendizaje,
ver cómo otros fotógrafos han aprovechado las condiciones
en las que uno no ha conseguido grandes resultados. Por lo general
hay muy buena relación entre fotógrafos, pero a
veces se oyen barbaridades de una minoría capaz de cualquier
cosa por tener sus 5 minutos de gloria.
¿Tienes alguna manía
profesional?
Nunca llevo bañador bajo el traje.
¿Puedes bucear sin cámara?
Hace tiempo que no lo intento. Te falta algo, no sabes que hacer
con las manos... En sitios conocidos donde sé que no habrá
sorpresas lo podría soportar. Pero llevo muy mal lo de
perderme la ocasión única por no llevar
la cámara.
Podeis ver cientos de fotos en www.magicsea.com
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