ENTREVISTA
Maria Dolores Gallardo / Primera mujer buzo de La Armada
"Esta forma de vida no se puede imaginar; la vives y
luego la aceptas o no"

Nació en Canarias hace 25 años aunque se considera “malagueña de corazón”. Su padre, que era aficionado a la pesca submarina, la llevaba con él y allí comenzó una afición por el mar y sus secretos que la condujo a alistarse en la Armada a los 19 años. Ingresó en la Escuela de Artillería, donde estuvo hasta la jura de bandera, y de allí fue a la patrullera Atalaya, en El Ferrol, donde permaneció año y medio. En el 2001 consiguió un gran sueño: ingresar en la Unidad de Buceo de la Armada.
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¿Qué le motiva a una mujer para alistarse en las Fuerzas Armadas y en concreto en La Armada? ¿Ha encontrado lo que buscaba o es algo diferente a lo que se imaginaba?
A mi siempre me ha gustado ese modo de vida: viajar, el mar... Eso es lo que a mi me motiva. Esta forma de vida no se puede imaginar; la vives y luego la aceptas o no. Yo la acepto con sus más y sus menos.

¿Qué aporta la mujer a las Fuerzas Armadas? ¿Cree usted que ser militar es una realidad independiente del género?
Es otra forma de afrontar el trabajo, otra forma de pensar. En fin, mano de obra y todo lo que aportan los hombres, también. Lo único que cambia es el ser mujer. Debes hacer lo mismo para que realmente ocurra eso por lo que muchas luchamos: la igualdad.

¿Cómo le tratan sus compañeros y los mandos? ¿Se la considera un “bicho raro” en un mundo tradicionalmente de hombres?
A mi siempre me trataron bien, y lo mismo hago yo. Es algo mutuo. Yo he tenido suerte porque encontré muy buena gente. Choca el que una mujer “menudita” como yo haga lo que he hecho, pero sólo fue cuestión de proponérmelo.

¿A quién le resulta más difícil este trabajo, al cuerpo o al alma?
El buceo castiga tu cuerpo, la mente la castigas tu mismo.

¿Cuál es su mayor satisfacción en este trabajo, aquello que compensa los esfuerzos?
Para mi lo mejor del buceo es estar bajo el agua, el silencio y toda la vida que se mueve a mi alrededor, como si el resto del mundo no influyera. Eso es lo que me gusta del buceo.

¿Practicaba el buceo antes de ingresar en La Armada?
Con mi padre, desde niña, iba en una barquilla que arrastraba y mientras el buceaba, yo le miraba desde la barquilla, ese fue el comienzo.

¿Qué destacaría de su proceso de formación como buzo militar? ¿Qué es lo que más le ha costado?
La complejidad del buceo de profundidad, realmente hace que sea un mundo aparte. Aunque si hablamos de lo que más me gustó aprender fue la soldadura submarina y las obras hidráulicas. Lo que más me ha costado ha sido dejar el curso.
¿Qué hace un buzo militar en tiempos de paz?
Limpieza de hélices, rejillas, revisiones de casco, reconocimiento de muelles, recoger chapapote etc.

¿Y si hay que ir a Irak...?
Pues nos vamos.

¿Le gustaría ir a la guerra, es decir, le gustaría poner en práctica aquello para lo que le han preparado?
No creo que nadie quiera ir a la guerra, aunque iría si tuviera que ir.

¿Le gustaría tener delfines amaestrados para buscar minas, como los americanos?
No, en absoluto. Creo que lo que es del mar debe seguir siéndolo. No me gustan ni los acuarios ni los circos.

¿Está bien equipada La Armada española en cuanto a equipos de buceo militar?
Si.

¿Cree que habrá más compañeras buzo en un futuro próximo?
Eso espero.
¿Cuántas mujeres se presentaron a las pruebas de acceso? ¿El baremo de puntuación fue el mismo para todos?
Me temo que sólo yo. El baremo es el mismo.

¿Nos puedes contar alguna anécdota?
Prefiero sólo dar las gracias a mis compañeros de curso, porque me sentí una más.
¿Has tenido algún problema con los equipos actuales de la Armada?
El tamaño de los trajes, porque soy muy pequeña.

Sabemos que piensas que el aliciente de ser buzo lo resumes en: viajar, disfrutar y estar en contacto con la naturaleza. Pero, ¿no crees que puedes tener estas tres cosas sin tanto riesgo?
Me gusta el riesgo y soy amante del mar, y lo que yo quiero sólo me lo da el mar; por eso buceo.

Buceo militar con proyección final

Creado en 1970 ante la necesidad de centralizar una serie de organismos existentes, el Centro de Buceo de la Armada tiene a su cargo los siguientes tipo de misiones: operativas, instrucción, investigación y asesoramiento. Para llevar a cabo estas misiones está constituido por los siguientes Centros y Unidades:
Escuela de Buceo, Unidad de Investigación Subacuática, Unidad Especial de Buceadores de Combate, Unidad Especial de Desactivado de Explosivos, y Buques de salvamento A-12 “Poseidón” y A-102 “Mar Rojo”.
Pero el centro de Buceo de la Armada no sólo tiene una vocación militar y todos estos medios sirven para colaborar con organismos y estamentos civiles en tareas de diversa índole.

Participan en el rescate de víctimas ocasionadas por inundaciones; caídas de aviones, vehículos o personas a pantanos y ríos; hundimiento de pesqueros, etc. Colaboran en trabajos de ingeniería civil subacuática como la colocación o reparación de emisarios, demoliciones de obstáculos en puertos, etc.
Neutralizan artefactos explosivos que aparecen en playas, ríos y pantanos, y también dan protección a buques e instalaciones civiles.
El Centro de Buceo de la Armada ha dado formación a buceadores civiles en colaboración con el Ministerio de Cultura y distintas universidades de biología y arqueología. Ha participado en exposiciones, y salones náuticos, como el de Barcelona.
También ha participado en programas de Investigación y Desarrollo, como el Programa Nacional Antártico, apoyando a la expedición, colaborando en programas de geología y biología submarinas, fisiología, tablas de descompresión, hipotermia, herramientas submarinas y cesión de imágenes obtenidas por medio de Vehículos de Observación Submarina, TV y fotografía.

 

El mar no hace distinciones

Una de las pruebas que María Dolores Gallardo tuvo que superar fue un pequeño examen psicotécnico a gran profundidad para comprobar cómo le afectaba la presión. Descendió hasta los 102 metros y tuvo que realizar sumas, multiplicaciones y ejercicios de relación lingüística. La tolerancia a la presión no es la misma en todas las personas, pero en este caso ser mujer y “menudita” no fue un obstáculo y la narcosis no le afectó para poder superar con satisfacción la prueba.

Su equipo básico es un casco dotado con un regulador nasal para equilibrar la presión y una cámara de video para controlar a los compañeros durante la inmersión, traje seco, línea umbilical con suministro desde superficie de una mezcla de oxígeno y helio, y botella de repuesto por si hay fallos de suministro.
Pese a lo que se pueda pensar, ser buzo de la Armada también tiene su aspecto lúdico: al realizar tareas de búsqueda en el litoral uno se puede encontrar con cañones de buques antiguos, ánforas y también basura. Otro aspecto de la vida militar es la realización de tareas cívicas. Maria Dolores estuvo en Galicia ayudando en las tareas de limpieza y localizando manchas en las rías. Las nécoras andando por el fondo con el cuerpo lleno de chapapote le hicieron sentir una gran impotencia. Pertenecer a la Armada también es una forma original de viajar y Maria Dolores ha podido arribar a puertos de Francia, Italia, Inglaterra, China, etc. Pero fue en Cartagena donde le sorprendió la imagen más bella que recuerda: una manta gigante que parecía volar por el agua.
 





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