ENTREVISTA
Jean Michel Cousteau / Presidente de la Fundación Ocean Futures Society:
"Los buceadores deportivos son verdaderos embajadores del mar"

Comenzó a bucear a los siete años de la mano de su padre, quien le enseñó a conocer y a amar los océanos. Eligió estudiar arquitectura para poder realizar su gran utopía: construir una ciudad bajo el mar. Se licenció en París en el año 1964 y desde entonces construye una serie de infraestructuras importantes: las islas flotantes, el Instituto Marítimo de Marsella o una de las instalaciones turísticas más comprometidas con el medio ambiente en las Islas Fidji. Ha sido nominado para formar parte de la Fundación de Medio Ambiente de las Olimpiadas de Atenas en el 2004. Su “jardín de infancia” el Mediterráneo, se encuentra ahora en un estado lamentable porque los seres humanos tiene con los océanos una actitud inaceptable. Por este y otros motivos, Jean Michael es un comprometido defensor de la naturaleza. Este embajador de la ONU para el medio ambiente tiene en su haber una amplia producción cinematográfica documental, pero sin duda su gran reto es continuar con la labor iniciada por su padre. Para lograrlo fundó Ocean Futures Society, una organización sin ánimo de lucro para la defensa de la vida en los océanos.
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¿Qué consejos recuerda de su padre sobre buceo?
Mi padre me enseñó a ser observador. Me cogió de la mano y me enseñó a observar las cosas, a intentar observar cómo ocurre todo. De hecho, en una inmersión que vayan 150 personas a bucear, suelo ver cosas que los demás no ven, porque la observación requiere tiempo para entender como las cosas están interrelacionadas.
Las cosas hay que conocerlas y estudiarlas porque acabas teniendo apego a ellas e incluso pasas a quererlas, y si las quieres las acabas protegiendo, porque protegemos aquello que queremos, decía mi padre.

Como buceador ¿Cuál ha sido el momento más emocionante que ha vivido?
Uno de los momentos que recuerdo sucedió en 1988, en las que pasé 9 horas con dos orcas que jugaban a aparecer y desaparecer con un tiburón en la boca, como para enseñármelo. Se pasaron todo el tiempo jugando con tiburones, como hacen los gatos con los ratones, hasta que decidían acabar con sus vidas y lo descuartizaban entre las dos...Después, con una suavidad increíble se deslizaban en busca del hígado para comérselo. Las orcas decidieron quedarse allí sólo para exhibirse, porque ellos no podían seguirlas a la velocidad que ellas se desplazan.

¿Cuál ha sido la especie marina que más le ha sorprendido?
Los animales que más me impresionan son las orcas, porque son los únicos animales que comen de todo y no son comidos por nadie, que es lo mismo que pasa con los humanos. Sin embargo, nosotros nos entrometemos en su medio y ellas no. Nuestro sentido más desarrollado es el de la vista, pero el de ellas es el oído. Eso dificulta que tengamos un lenguaje común por lo que tardaremos aún en comprenderlas.

¿Podrá el ser humano habitar los mares?
El ser humano ya es técnicamente capaz de hacerlo, pero aún no es algo necesario. Somos seres terrestres que necesitamos el sol. Lo que sí podremos hacer es visitas temporales: fines de semana en las profundidades. Vivir allí es algo utópico, y además hay sitio suficiente en tierra, lo que ocurre es que estamos dilapidando recursos.
¿Cree que el buceo deportivo puede ayudar a conservar los océanos?
Totalmente. Nosotros conocemos este medio y vamos a transmitir ese conocimiento a los poderes públicos y vamos a explicarles la importancia que tiene el medio y la relación que existe entre calidad de vida y calidad de los océanos, incluso para los que viven tierra adentro. Nosotros somos los únicos que metemos la cabeza dentro del agua y observamos, aprendemos y podemos transformarnos en unos verdaderos embajadores de los océanos con una responsabilidad muy grande de transmitir ese conocimiento y hacer partícipes de nuestra afición a futuras generaciones, introduciéndolas en ese interés y respeto por el mundo marino.

¿Hacia dónde camina la tecnología del buceo?
Es una industria muy pequeña y dividida por rivalidades internas, por lo que en vez de cooperar se compite mucho y eso hace que sea una industria primitiva. No estamos a la altura del golf, del tenis u otros deportes. Hace falta que haya jóvenes dispuestos a organizar una especie de revolución, gente con nuevos aires y energías para hacer que evolucione esta industria.


Menos guerras por petróleo y más energías renovables

Del mismo modo que la ballenas no tiene pasaporte, las manchas de petróleo en la superficie y en los fondos oceánicos tampoco entienden de fronteras. El Prestige es un claro ejemplo de ello, porque su vertido ha afectado a tres países. Hay que prohibir a todo barco que transporte materias peligrosas o petróleo que se acerque a las costas, y eliminar 3.500 barcos monocasco peligrosos en los plazos más cortos posibles , empezando por los más antiguos, como el Prestige, que tenía 25 años y no estaba en buenas condiciones en cuanto a su estructura. Una vez establecidas estas normativas restrictivas, hay que organizar centros desde donde se pueda intervenir inmediatamente en caso de accidente para evitar una catástrofe de semejantes dimensiones. En Navidad y Año Nuevo estuve en Galicia y pude hablar con las personas afectadas. Las consecuencias ecológicas, sociales y culturales son considerables. No sólo afecta a la pérdida de empleos sino que afecta sicológica y socialmente. Hay precedentes en tragedias de este tipo que produjeron divorcios, sociedades desmanteladas, aumento del consumo de drogas, etc.

La calidad del petróleo del Prestige es similar a la del Erika, del que se acabó reconociendo su elevada toxicidad. Es necesario que los voluntarios se protejan o correrán el peligro de que les afecte a las vías respiratorias.
En este momento nos interesa, más que buscar culpables, cambiar la legislación para que esto no vuelva a suceder nunca más. Porque siempre va haber un error humano que provoque un accidente, es decir, un culpable. Pero podemos hacer que su error tenga menor capacidad destructiva si, por ejemplo, le obligamos a llevar un casco reforzado. Buscar culpables es un proceso que lleva años. Es más interesante organizar centros de emergencia en todas las costas y cambiar las leyes para permitir actuar con rapidez y eficacia. De hecho, fue un grave error alejar el buque de la costa y no llevarlo al refugio de un puerto o bahía donde no se hubiera partido o donde, de haberlo hecho, se hubiera controlado mejor el derrame.
Pero lo que realmente ha sido trágico y ha agravado aún más si cabe la situación es la falta de previsión y de infraestructuras para hacer frente a la catástrofe.
Necesitamos dotarnos con herramientas más eficientes para combatir las catástrofes y para desarrollarnos como civilización, y para ello podríamos destinar parte del inmenso gasto en armamento y guerras para desarrollar mejores tecnologías en el campo de las energías renovables.
La naturaleza podrá reparar el desastre, pero este proceso de renovación de la fauna y la flora llevará mucho tiempo. La naturaleza está habilitada para encarar catástrofes a veces espectaculares, pero los que en primera instancia salimos peor parados somos los seres humanos.
 





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