Las condiciones en las que los buzos profesionales realizan su trabajo
y la marginación que sufre el colectivo desde el último
cambio de legislación ha llevado a un grupo de 51 buzos profesionales
gallegos, dedicados a obras hidráulicas, a agruparse en la
asociación profesional PROMEGA. Para poder ampliar el abanico
de afectados, directos e indirectos, de la nueva realidad jurídico-laboral
del buceo profesional, PROMEGA está tratando de acercarse
al colectivo de buzos recolectores (erizos, navajas, algas, orejas
de mar, etc. ) que podrían triplicar el número de
asociados ya que se estima en unos 200 los buzos que en Galicia
se dedican a este tipo de actividad.
Los buzos, que cuentan con una falta total y absoluta de representación
sindical por ser un colectivo pequeño y disperso creen
que a partir de ahora, que se han juntado en la asociación,
empezarán a oír alguna oferta de representación.
En opinión de Aníbal Santiago Ríos, Presidente
de PROMEGA, las reivindicaciones de los buzos profesionales no son
nuevas pero había que hacer algo para que la administración
se hiciera cargo de ellas dado que tanto la autonómica como
la estatal tienen al colectivo en un olvido permanente.
Estas reivindicaciones principalmente son, entre otras:
-Reclamar una jubilación acorde con el tipo de actividad
(en la actualidad, 65 años).
-Salarios mínimos dignos y base de cotización acorde
a los mismos.
-Reconocimientos médicos gratuitos.
-Reconocimiento de las enfermedades laborales propias de la profesión.
-Conseguir cursillos de especialización en la escuela de
buceo profesional de la Xunta de Galicia.
Una persona que se dedica al buceo de forma diaria durante cuatro
o cinco horas, no puede llegar hasta los 65 años desempeñando
la misma actividad. Aníbal Santiago comenta que hay una falta
de seguridad y dejadez, por parte de los empresarios y de los propios
buzos que no se refleja en el número de accidentes laborales,
ya que son relativamente escasos: desde 1996 hasta hoy sólo
10 buceadores han ido a la cámara hiperbárica -contando
profesionales y deportivos -, lo que supone una media inferior a
dos por año. A menudo el trabajo del buzo se basa en rutinas
encaminadas a mejorar la productividad: poner gasolina al motor
del compresor y arrancarlo; colocarse el narguile a la espalda;
lastrarse con el doble de lastre del habitual...y al agua. Cuatro
horas más tarde sales, te comes un bocadillo y ayudas en
la maniobra del barco o bien atiendes al compañero que tienes
en el agua. El carbón activo, los filtros, las botellas
de seguridad, etc., en muchos casos son asuntos secundarios.