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Los Robinsones que construyeron un puerto
Un equipo aislado de buzos profesionales construyó el refugio pesquero de la isla de Alborán.
 
Hace ahora tres inviernos, comenzamos los trabajos de construcción del refugio pesquero de la Isla de Alboran. De la mano de TRAGSA, empresa constructora estatal. Esto es quizás la obra marina de mayor dificultad de las realizadas en todo el litoral andaluz, pues se trata de construir un pequeño puerto a 50 millas de la costa, en una isla de 600 metros de largo, por 200 de ancho, donde no hay nada más que un viejo faro en ruinas.
Primero se comenzó con el desembarco de medios; es decir preparar la maniobra para que una pontona tirada por un remolcador pudiese dejar en la isla maquinaria, excavadora, pala, hormigoneras, generadores, compresores, lanchas, herramientas y ... como no casetas para dormir y víveres.
Esto que suena fácil nos llevó más de 15 días de preparación en puerto base (Adra la isla a 48 millas de Alborán y a 25 millas del cabo Tres Folcas). Se tuvo que soldar todo a cubierta para que los capitanes marítimos y las compañías de seguros diesen su visto bueno. Luego se tuvo que esperar los partes meteorológicos favorables para dar el salto, dado que un temporal en la isla puede perderlo todo. El tiempo, la “mala mar”, ha sido durante estos casi tres años lo que ha mandado en la obra.
Una vez desembarcados los medios en la isla, lo segundo era crear infraestructura para que el equipo de buzo, albañiles, maquinistas y técnicos, pudiera vivir en la isla. Desoladora de agua, depósitos de gasoil, cocina, despensa, cámaras de frío para alimento, instalaciones eléctricas, etc. Con el primer temporal, los barracones por poco levantan con todo dentro. Hubo que sujetarlos con tensores al pavimento. A partir de ese día la gente poco a poco se fue cambiando a dormir al cuartel del faro, que aunque está en ruina es más seguro. Las casetas prefabricadas se quedaron de cocina y después ni eso.
Otra gran dificultad consiste en llevar los materiales: arena, cemento, gasoil... Siempre en porte del mercante que ha trabajado para la obra. Al mercante, hubo que hacerle un canal de entrada en el fondo marino, a base de volcar rocas, para que su popa a - 4 de calado, no se quedará allí hincada. Otros 4 meses que volaron para que entrase el mercante a descargar los áridos de su barriga. Esto, la descarga directa, se notó y la obra cogió otro ritmo.
El trabajo diario, consiste en perforar bajo el agua, cargar, volar. Encofrar, hormigonar,... y sobre todo esperar para trabajar a que haya buen tiempo. No todos los buzos que han ido a trabajar allí han aguantado. Muchos se han rebotado al primer turno, otros al segundo y otros ni eso. Los turnos duran entre 15 y 30 días, pero algunos se han pasado hasta 45 días, pues no podía acercarse ni barcos ni helicópteros.
Ha sido una obra dura, muy dura. Lo que realmente mata a la gente, son los días de mala mar, la falta de trabajo. Se han vivido temporales de fuerza 10 y muchos de 8 y 9.
El noviembre del 99, tocaron 23 días casi seguidos de mala mar, con tormentas de aparato eléctrico que asustan. La isla es como un imán para los rayos. Una noche a las cuatro de la mañana, el pararrayos de viejo cuartel cogió un rayo. El estruendo fue tan grande que todo el personal salió corriendo, maldiciendo con los pelos de punta y la lengua seca. Destrozó toda la instalación eléctrica del generador de corriente.
Hay días buenos con la mar como una balsa, el agua transparente, el sol quemando, las puestas y los amaneceres de junio...la vida.
Técnicamente hablando, la obra se ancló en la roca viva del fondo marino. Y para cerrar, para hacer dique de abrigo, se construyeron 3 cajones de chapa de 20x15x6 metros, que una vez remolcados y colocados sobre el enrase se llenaron de hormigón y piedras a modo de encofrado perdido. Todas las otras secciones del muelle son”encofrado y hormigón” bombeado. Allí no se puede tocar ni una lapa. Todo esta supervisado por una empresa de medioambiente, pues la isla está protegida. No hay cantera, ni arena ni agua dulce. Todo absolutamente debe ser transportado. Los turnos de agua normales son de 4 horas perforando a mano. No todos valen para perforar. La roca no es nada agradecida; salen capas de barrillo que atascan el agujero de la barrena, esto obliga al perforador submarino a trabajar el martillo arriba-abajo continuamente dejando agotados a los perforadores.



 
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