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BIOLOGIA
Bailando con lobos  

Los Batoidei forman un extraño y hermoso grupo de peces entre los que se encuentran las rayas torpedos y águilas de mar
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TEXTO: Jordi Sánchez (CIB)
FOTOS: J. Sánchez, A. Lorente y F. Fontanals

Hace tiempo miraba el mar, escuchando las olas, sintiendo esa brisa mágica que te hace sentir vivo, cuando se me acercó un hombre mayor. Aún recuerdo sus palabras. Me dijo: “.... este mar te cambiará la vida, en él encontrarás maravillas que nunca olvidarás, respétalo, y sobre todo intenta compartir todos los tesoros que descubras en él... “. En aquel momento no sabía de qué hablaba. Hoy veinticinco años después lo entiendo todo. La magia que desprende el mar me hizo bucear, sumergirme en las profundidades en busca de lo desconocido, y las maravillas y tesoros me hicieron estudiar, estudiar mucho y convertirme en biólogo, fue la única forma que encontré de conocer esos seres únicos que pueblan nuestros fondos.
En todos estos años de estudio me han fascinado muchos grupos de animales, pero existe uno de ellos por el que siento un cariño especial, el grupo de las rayas, torpedos y águilas de mar, científicamente llamados Batoidei.
Se trata de un grupo de peces emparentados con los tiburones (Clase Chondrichthyes) que tienen un cuerpo muy aplanado, con las hendiduras branquiales y la boca en la parte ventral, y los ojos y los espiráculos en la parte dorsal. Viven generalmente en fondos blandos, semienterrados de día, y con gran actividad durante la noche, a excepción de las mantas que viven en aguas libres.
Debido a su forma de vida han sufrido una serie de adaptaciones. Si recordamos los tiburones, para respirar hacen circular agua de la boca hacia las hendiduras branquiales, los Batoidei poseen una adaptación que les permite respirar con el cuerpo semienterrado; hacen circular el agua de los espiráculos a las hendiduras branquiales.
Pero dejando tecnicismos, lo que más nos llama la atención de éste grupo de animales es su natación. La modificación de sus aletas pectorales les hace adoptar una forma aplanada que más que nadar parece hacerles volar, como si acariciaran el agua.
Existen 5 familias: Rajidae, formada por las rayas, Torpenidae, que son los torpedos, Dasyatidae, formada por los chuchos, Myliobatidae, que son las Águilas de mar, y Mobulidae formada por las mantas.
Cada familia posee una serie de rasgos característicos que nos permitirán diferenciarlas. Personalmente cuando estudio algún grupo de animales intento conocer cosas algo atípicas, cosas que me hagan recordar que estoy delante de formas de vida únicas. Acostumbro a fijarme, por ejemplo, en cómo se reproducen.
El grupo de los Batoidei, al igual que el resto de Chondrichthyes (tiburones), poseen órganos copuladores, (aletas modificadas), que se utilizan como órganos de acoplamiento, cosa bastante rara en el resto de peces.
Las rayas poseen generalmente una cola espinosa. Son animales ovíparos, ponen huevos protegidos por una cápsula córnea que podemos observar algunas veces entre las algas o enganchados en gorgónias.
Los torpedos, también llamados tembladeras o tremielgas, tienen un cuerpo más redondeado y tienen una aleta caudal bien formada que nos puede recordar a la de sus parientes, los tiburones. Son peces ovovivíparos, esto quiere decir que no ponen huevos, “paren” crías bien formadas después de una gestación que puede durar diez meses, pero, ¿cómo puede un pez “parir”?. La respuesta es sencilla, son animales que ponen huevos, pero no salen al exterior, se quedan en el interior de la hembra. Parece algo raro pero se da en muchos grupos de animales. También son peces que tienen la capacidad de generar descargas eléctricas, que pueden utilizar para capturar alimento y para defenderse cuando se sienten amenazados. En algunas especies estas descargas pueden llegar a 220 v. (H.Götel “Fauna marina del Mediterráneo” ).
Los chuchos o pastinacas, son parecidos a las rayas pero con un aspecto más redondeado y con el rostro más puntiagudo. Poseen una cola muy larga, sin aletas y tienen una fuerte espina dentada venenosa, que puede causar heridas muy dolorosas. Son ovovivíparos, paren de cuatro a siete crías después de una gestación de unos cuatro meses.
Las águilas de mar tienen un cuerpo más ancho que el resto de familias, con una cabeza más marcada y unas aletas pectorales más puntiagudas. Tienen los ojos en posición lateral y poseen también una espina venenosa. Son de aguas más superficiales (aún recuerdo un águila pasando por delante de mi cara en una parada de descompresión en Tenerife fue algo mágico), son también ovovivíparos y paren de dos a diez crías después de una gestación de unos doce meses.
Las mantas son los representantes más difíciles de ver del grupo. Tienen una distribución más Atlántica, en aguas cálidas. Es la familia más pelágica de todas (viven en aguas más libres), nadando cerca de la superficie. Son también ovovivíparos y paren crías que nacen con las aletas enrolladas. Como curiosidad, hay que destacar que se alimentan de plancton, mientras que el resto de familias del grupo son carnívoros activos.
No hace mucho estuve en Canarias. Allí parece como si el mar fuese más azul. Hicimos una inmersión en un pequeño pecio. La idea era hacer un reportaje fotográfico de chuchos y águilas de mar. Bajamos al fondo y empezó el espectáculo. Acostumbrado a las costas del Mediterráneo, donde ves un chucho cada cien inmersiones, aquello no tenía nombre. Pudimos hacer fotos de tres y cuatro a la vez. Tenía compañeros de inmersión paralizados, aquello era mágico, no se puede explicar, notabas como la emoción te corría por las venas. Nos rodeaban por todos los lados. No sabías que fotografiar. Cuando más concentrado estaba note una mano en el brazo, me enseñaron una pizarra donde alguien había escrito: “....parece que estemos bailando con lobos...”.

 
 
   
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