En realidad se conoce mejor el espacio exterior que los fondos marinos. Poco se sabe del relieve marino y casi siempre gracias a métodos indirectos, como el sonar. En los fondos submarinos se encuentran la plataforma continental, el talud continental, las dorsales oceánicas, las cuencas oceánicas y las fosas abisales. La plataforma continental es la zona cercana a la costa, la corteza continental que se encuentra bajo las aguas y que generalmente no desciende por debajo de los 200 m. El talud continental es un pronunciado precipicio que cae hasta los 2.000-3.000 m de profundidad, hasta alcanzar la corteza oceánica. La cuenca oceánica es la gran llanura del fondo marino, aunque está surcada por volcanes, fallas, pliegues y montañas. Las dorsales oceánicas son enormes cordilleras submarinas que se encuentran en la mitad de los océanos, en los límites de las placas tectónicas que se separan entre sí, destacando, por ejemplo, la dorsal del Atlántico central. Por otra parte, las fosas abisales son profundos valles o depresiones, que pueden descender hasta más de 6.000 m de profundidad y que forman la zona de subducción de las placas tectónicas. La fosa más profunda del planeta es la de las Marianas, con unos 11.000 m de profundidad. Tanto las dorsales oceánicas como las fosas abisales son zonas tectónicamente muy activas, donde los volcanes, terremotos y maremotos son habituales.
Montañas vivas
Las montañas submarinas, como las descubiertas por Oceana en el Mediterráneo, son elevaciones generalmente aisladas o formando archipiélagos, que se alzan del fondo marino. Según su altura se clasifican en montañas submarinas si tienen más de 1.000 m de altura; montículos si se elevan entre 500 y 1.000 m de altura; y bancos o bajos sino alcanzan los 500 m. Se estima que en el mundo hay más de 100.000 montañas submarinas, que están siendo estudiadas en todo el mundo por su gran importancia biológica, ya que representan verdaderos oasis de vida en un mar inhóspito, con el fin de protegerlos urgentemente. En el Mediterráneo se han identificado más de 150 elevaciones submarinas, de ellas al menos 59 pueden ser consideradas montañas submarinas, preferentemente situadas en los mares de Alborán, el Tirreno y el Mediterráneo central, aunque la de mayor altura se encuentra al suroeste de Chipre, conocida como Erastothenes, de unos 2.700 m de altura.
Estas elevaciones son verdaderos oasis de biodiversidad, constituyendo un auténtico refugio para la vida submarina. Esto es debido a que estas elevaciones aisladas provocan un cambio en las corrientes marinas conduciendo las corrientes marinas ricas en nutrientes hacia arriba. Gracias a esta agua ricas en nutrientes surge un aumento de la productividad primaria, formándose así verdaderos "puntos calientes" de biodiversidad marina, reclamos para bancos de peces, muchos de las cuales son especies de interés económico, de tiburones, aves, tortugas, cetáceos… Presentan gran cantidad de endemismo, es decir, especies presentes exclusivamente en estas zonas. Aunque todavía son muy desconocidos y su estudio es imprescindible, es indiscutible que son hábitats de incalculable valor tanto ecológico como económico, hábitats importantísimos para la biodiversidad e imprescindibles de ser protegidos.
Arrecife de profundidad
Si el año pasado Oceana ya descubrió y estudió varias elevaciones de gran importancia en las islas Baleares, que están impulsando para que sean protegidas lo antes posible, este julio ha descubierto un arrecife de corales blancos de profundidad en el mar de Alboran, arrecife que cubre más de 10 hectáreas de terreno, de la superficie de una montaña submarina cuya cima se sitúa entre los 320 y 400 m de la superficie del mar. Los corales de profundidad se encuentran entre los ecosistemas considerados por las Naciones Unidas como muy vulnerables y necesitados de protección urgente, ya que están desapareciendo a gran velocidad de las aguas europeas y del Mediterráneo, principalmente debido a la mano del hombre, a causa de la pesca de arrastre y cambios de la temperatura del agua. Aún así, este arrecife recién descubierto aún presenta importantes colonias vivas que crecen sobre estructuras más antiguas de corales muertos, alcanzando alturas de más de metro y medio.
Coral de aguas frías
Aunque en general los arrecifes de coral se encuentran en las aguas cálidas de los trópicos, en las aguas europeas también encontramos arrecifes coralinos que viven en aguas profundas, frías. Destacan las especies Lophelia pertusa, o coral de cristal, y la madrépora blanca, Madrepora oculata. Viven en aguas frías por debajo de los 13ºC a profundidades entre los 300 y los 3.000 m de profundidad, dando lugar a una rica comunidad animal con más de 800 especies diferentes. Así, según el director de investigación de Oceana Europa, dr. Aguilar, también en este caso, a parte de estos valiosísimos corales de profundidad, se han encontrado "extensos jardines de gorgonias, bosques de corales negros, campos de esponjas de cristal, todas ellas de gran importancia para la salud del Mediterráneo. Además, destaca la presencia de algunas especies raras o poco conocidas, como los corales bola, las esponjas carnívoras, los pulpos batiales o la raya falsa-vela". Aunque en este caso estas estructuras se han encontrado en el Mediterráneo, son también muy comunes en aguas atlánticas, encontrándose tanto en aguas del Cantábrico como en latitudes tan altas como Noruega, donde se han encontrado arrecifes de coral de más de 8.000 años de antigüedad, edad estimada a partir de su velocidad de crecimiento, de 1 mm al año.
Esponjas carnívoras
Pero en este caso también se han encontrado unos rarísimos animales, descubiertos para la ciencia no hace mucho tiempo. Estas esponjas han modificado totalmente su organización para adaptarse a la alimentación carnívora en aguas muy pobres desarrollando un sistema único en el reino animal, siendo capaces de alimentarse de presas macroscópicas sin presentar para ello una cavidad digestiva. Las esponjas carnívoras son tan raras que existe un debate científico sobre si realmente deben ser consideradas esponjas ya que parece que de todas las características de las esponjas solamente conservan su forma sésil y las espículas. Aún así, las esponjas carnívoras han sido incluidas en el Phylum Porifera, clase Demospongiae, en la familia Cladorhizidae.
La importancia ecológica de estos arrecifes de profundidad es enorme, ya que sirve de hábitat a gran cantidad de especies animales que encuentran tanto protección contra los depredadores como alimento y lugar donde reproducirse y vivir sin grandes peligros. Sin embargo, a pesar de que su descubrimiento es relativamente reciente, ya se encuentran en peligro debido al impacto humano; los diferentes métodos de pesca de profundidad, principalmente pesca de arrastre, las explotaciones submarinas de gas y petróleo, la minería o la instalación de cables entre otras actividades humanas ponen en peligro la supervivencia de estas estructuras vivas. Por ello, Oceana presentará todos los datos de este reciente descubrimiento en aguas internacionales del mar de Alborán en la Convención de Barcelona para impulsar así su pronta protección con el fin de preservar los que pueden ser últimos arrecifes de coral, ecosistemas de altísimo valor ecológico y económico, que pudieran existir en el Mediterráneo.
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