Peñazo de peñón

Son un peñazo, un apéndice inflamado de flema británica, un anacronismo, un juanete. Pero siempre he pensado que, al fin y al cabo, a quién le importa una piedra cuando tienes 39 a tu vera, con treinta y una real, siendo mano. También creía que como todos somos Europa, las diferencias desaparecerían y que Gibraltar sería finalmente una ciudad autónoma m*s. Pues no, me equivocaba. No son ni brit*nicos ni españoles, no son peninsulares ni isleños, no son andaluces ni anglosajones...pero son europeos.

No sería justo que emitiera una sentencia con semejante parcialidad, pero esto no es un juicio si no una opinión. Y lo mismo que ellos pueden opinar que tienen todo el derecho del mundo a incordiar, porque en tan poco espacio poco más pueden hacer, yo también tengo el derecho de incordiar opinando, faltaría more.
No es que quieran alejar a los buceadores españoles de sus aguas, no, big mistake. Tampoco quieren reivindicar las 12 o las 200 millas. No se trata de una cuestión de security. Lo que quieren es money, much money. Al menos eso se desprende del hecho de que se molestaran a causa de la polémica emprendida por los buceadores españoles y calificaran de “injustificados e infundados” los comentarios sobre la prohibición. No quieren que dejen de bucear, you know, lo que quieren es que las embarcaciones sean gibraltareñas, tener un mínimo de 12 metros, y el piloto se sacará un certificado de aptitud gibraltareño. La embarcación será supervisada por el perito del Gobierno de Gibraltar. La compañía que opere deberá estar registrada en Gibraltar y obtener una licencia comercial local. No quieren que dejemos de bucear, sino que nos dejemos la pasta gansa on the rock. Y digo yo, ¿no es más sencillo pagar una entrada, como si fuera un parque temático, y de paso poderle dar de comer a los monos?

En ningún lugar del mundo te ponen tantas dificultades para bucear, por lo que se deduce que éste no es un problema de “certificados” sino de identidad. Os aseguro que de eso sabemos mucho por aquí arriba.
Estos hijos de la Gran Bretaña no saben muy bien de qué van, ni saben muy bien de dónde vienen ni a dónde van, es decir, tienen un problema de identidad. La mejor receta de comida rápida para problemas de identidad es buscarse un “otro” con el que construir, por oposición, tu propia identidad o, al menos, rellenar los huecos, que en el caso de estos roqueros son bastante grandes. ¿Qué puede hacer una pulga encima de un toro?: picar, picar y picar. Cuanto más pica, más gorda se hace, y así nadie se olvida de que existe la pulga. Podemos ponerla a mover carritos en un circo de pulgas y ganar dinero con ella, o podemos aplastarla con un dedo. Pero eso es muy poco polite. Además, hace tiempo que la Armada y la Royal Navy fumaron la pipa de la paz y no sería deseable que volvieran aquellos tiempos en los que el perro inglés nos daba caña con sus corsarios quedándose con el oro que, a su vez, nosotros habíamos arrancado a los mayas o a los aztecas, masacrándolos o esclavizándolos. La rapiña hoy continúa, pero con guante blanco...Bueno, a veces hay excepciones, como la de Irak. Pero en esa rapiña globalizada ahora estamos codo con codo con nuestros amigos británicos, que además se dejan una pasta gansa en nuestras costas todos los años. Ni ellos saben qué hacer con el peñón en una realidad europea en la que, cada vez más, los estados se difuminan.
Pero el asunto es cómo bucear alrededor de Gibraltar sin arruinarse en el intento. No parece algo tan complicado, ni motivo suficiente para que la ONU tenga que emitir una resolución. Pero puede que sí deba hacerlo la Comisión Europea, ya que el asunto del que hablamos es saber si una actividad deportiva que se realiza conforme a las normas internacionales que regulan la actividad y con el máximo respeto al medio marino, puede ser objeto de semejante obstrucción por parte de unas autoridades locales que ni siquiera son un estado soberano miembro de la Unión. El asunto se resolverá al determinar cuáles son las competencias del Gobierno Gibraltareño y en qué aspectos entran en colisión con los derechos de unos ciudadanos europeos que desean practicar su deporte en el ámbito territorial de la Unión Europea. Eso por no meternos en el asunto de si esas aguas pueden ser de jurisdicción gibraltareña. Vamos a dejarlo en tablas y decir que son aguas europeas, que lo son. Gran Bretaña perdió su imperio hace mucho, pero no perdió su espíritu imperialista. No hay nada más patético que un “ex” tratando de mantener su rango, y tampoco nada más puñetero. Son un verdadero peñazo, a terribly dull sort.


Javier Salaberria


 
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