El fondo
del mar es el único lugar del mundo donde, por el momento,
estamos a salvo del molesto pitiding de los telefonitos móviles.
Pero no me extrañaría que, en su afán por tenernos
conectados las 24 horas, inventaran un teléfono sumergible.
¿Cómo funcionaría? Fácil. Un tres piezas
con conexión al ordenador de muñeca que contaría
con un cuerpo vibrador-pila-memoria que nos colocaríamos
en la barriga en contacto con el cuerpo bajo el neopreno, un pinganillo
en la orejilla y un micrófono en las gafas -máscara
último modelo que cubre la cara entera y llevan regulador
incorporado, sino ¡cómo podríamos hablar!-.
Notaremos un agradable cosquilleo y para descolgar o bien accionamos
un botón de nuestro ordenador o bien decimos: ¡Siii?
(en el modelo manos libres). El teléfono interpretará
nuestra voz y podremos continuar:¡alooouuu???. En cuanto a
la cobertura, no problem: por medio de antenas sumergidas capaces
de captar la señal amplificada de unas cuantas boyas de superficie,
crearíamos una red submarina. Además las boyas serían
excelentes amarres para nuestras embarcaciones y estupendos reclamos
publicitarios para las empresas de telefonía. Para que el
compañero sepa que hablas por teléfono con tu churri
sólo debes imitar el gesto de llevarte el móvil a
la oreja, que se incluirá en los manuales de buceo, y así
el compa no dará la brasa con gestos como que se queda sin
oxígeno y tonterías por el estilo. Además los
modelos compatibles con tu ordenador te permitirán conectar
con la red por si quieres chatear mientras buceas o consultar la
página gueb fondoschachi punto glub, en la que
entre otras cosas te indicarán el estado del tráfico
de escualos, corrientes, visibilidad, así como posibles atascos
de novatos en alguna gruta. Si sobrepasas los límites de
descompresión, el simpático ordenador te soltará
por el pinganillo: ¡Atención, está a punto de
perder su cobertura cerebral! Y si quieres llamar a alguien no tienes
más que marcar los números mediante pulsaciones en
tu ordenador (algunos disponibles con teclado para chatear). Eso
si eres un pringadillo que no dispone de la última tecnología
manos libres que te permite accionar el invento con la voz:
-Por favor, llama a Paco. -¿Digaaaa?. -Pacoooo, que me quedo
sin saldo, oyes, que me salgo, que tengo frío...¿has
visto el mero ese como te mira?
Esperemos, por el bien de todos, que la telefonía móvil
no avance tan rápido como la estupidez humana.
Javier Salaberria
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